Ayer pensaba en el famoso
"Soneto a Cristo Crucificado":
Cita:
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido.......
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera
|
.
Me pregunté cuántos creyentes podrían suscribir
sinceramente dichas afirmaciones. ¿Habría tantos creyentes si la religión
no prometiera la vida eterna y el gozo en el paraíso? Si la doctrina solamente hablara de un Dios creador que quiere ser adorado pero que
no ofrece vida eterna...¿Seguiría siendo tan encendida la defensa de la existencia de tal dios? ¿Importaría de verdad a tanta gente si el origen del Universo es un ser inteligente pero indiferente al destino humano o un proceso físico y natural? Yo estoy seguro que la mayoría no tendría interés en defender a
un ser del que no puede sacar provecho directo.
Cita:
Iniciado por Kaladin
Ni idea, no sabria decir exactamente porque. Personalmente pienso que creer en dios no es creer en algo sobrenatural. Para mi todos los avances de la ciencia no hacen mas que confirmar que detras de la creacion hay...algo. Creo que la ciencia y la religion no deberian estar enfrentadas como tu piensas, y creo que algun cientifico creyente te podria explicar esto mejor que yo. En fin, este es mi humilde aporte, en mi opinion esta es una discusion sin fin y sin sentido...
|
Hay muchísimos religiosos que hacen afirmaciones que incumben a la ciencia y que tratan de desacreditarla, como los creacionistas que afirman que la tierra no tiene más de 6.000 años y que las especies de seres vivientes han sido creadas tal cual se presentan en la actualidad.
Otros hablan de la exactitud histórica de documentos donde se narran historias de ángeles, serpientes y burros que hablan, mares que se abren, hachas de hierro que flotan, personas que resucitan, panes y peces que se multiplican, paseos sobre la superficie del agua, agua convertida en vino, y un larguísimo etc.
El estudio histórico, filológico y antropológico de dichos textos ha revelado cosas muy distintas de las afirmaciones de la doctrina, que han obligado a los creyentes más inteligentes y sofisticados a crear una teología abstrusa y llena de componendas, retruécanos, metáforas y simbolismos que pueda tapar y disimular el primitivismo y los errores de la "revelación", para adaptarla a los nuevos conocimientos científicos que aportaba la investigación.
Incluso en los científicos creyentes, como Newton, Pascal, Lemaitre y otros, se aprecia una evolución acorde con los tiempos, en el sentido mencionado de una teología cada vez más alambicada para salvar lo que no puede ser validado con el pensamiento racional que utilizan en sus respectivas investigaciones. La confrontación ha sido imprescindible para liberarse del yugo de la doctrina, el dogma y el pensamiento mágico.