Propongo un juego para expulsar la rabia contenida que, dicen los pseudo-especialistas, es bueno para relajarnos. Empero, para no sacar únicamente la parte negativa, vamos también a exponer cosas que nos agradan.
Esto es muy sencillo: en cada mensaje se incluye una cosa que se odie y otra que se ame.
Es la única regla. No vale, sólo poner lo odioso o lo amado. Si, además, se glosa el porqué de ese sentimiento hacia algo, alguien, circunstancia, momento histórico, otro sentimiento... Mejor.
Empiezo (y viendo cómo está el foro, casi que acabo
) haciendo referencia a las maneras de cortesía cuando una persona se dirige a otra:
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Odio la manía de reducir los nombres. Me repatea que si te llamas de una determinada manera, te reduzcan el nombre porque así, el que lo pronuncia, se siente más moderno. Ejemplo: uno se llama Ricardo, por tanto, está condenado a ser renombrado como "Ricard" o "Richard" que, encima, es inglés y es el no va más
. No contentos con esto, vendrá el siguiente que hará un retruécano y se pasará a ser "Richi". Así hasta a ser simplemente R.
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Amo que te traten de usted. Para muchas personas, sobre todo cuando abandonan la juventud y se acercan a la madurez, les joroba que sean tratados de manera equivalente a un miembro del antiguo
Senado Romano. A mí me encanta
. Es recuperar una forma de interacción que te hace sentir en una época pretérita, lo cual, me llena de encanto. ¡Por no mencionar cuando un/a argentino/a o uruguayo/a se dirigen a mí con ese "vos"!, ¡FABULOSO!