Cita:
Iniciado por suerte28
Casi sería mejor que no hubiera nada al morir, pero eso tampoco garantiza nada ni una disolución completa. Ya que entonces supuestamente tampoco había nada antes de nacer y sin embargo aquí estamos ahora. Somos propiedad de alguien?
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Muy buena esa, suerte28.
Mi idea, simplificándolo mucho, es que toda la materia del universo es como las piezas de lego que vienen en una caja; hay un número determinado de piezas y un número determinado de cosas que puedes construir con ellas, porque llegados a un punto agotas todas las combinaciones de piezas posibles y ya no queda nada original que construir, con lo cual te ves forzado a repetir cosas que ya has construido antes. Con cada decisión que tomas, cogiendo una pieza y uniéndola a otra de una determinada forma, estás afectando a la situación del resto de piezas, ya que algunas piezas ya no podrán sumar esa, otras se verán obligadas a sumarse de determinada manera y no de otra, etcétera.
Nosotros estaríamos formados por combinaciones de piezas que en otro momento estuvieron realizando otra función. Crecemos alimentándonos; usando piezas que no forman parte de nuestro cuerpo. A lo largo de nuestra vida, las células del cuerpo se van renovando, con lo cual vamos soltando piezas y recibiendo otras nuevas que ocupan el lugar de las anteriores. En parte somos lo que comemos; también somos cómo interactuamos con las piezas que no forman parte de nuestro cuerpo, con los objetos, con los demás. Al final morimos y las piezas que estábamos usando en esos momentos pasan a ocupar otro rol. Comida, cenizas.
¿Qué piezas en concreto son necesarias para constituir lo que somos, la esencial misma? ¿Si me corto las uñas, sigo siendo yo? ¿Si tengo un accidente y pierdo un brazo, sigo siendo yo? ¿Si en el accidente se daña mi cerebro y cambia mi personalidad bruscamente, sigo siendo yo? ¿Si me quedo en coma, sigo siendo yo?
¿Y si me quitan mis problemas de ansiedad? ¿Y si cambian mi pasado?
Puede que en algún momento, en el futuro, se junten de nuevo las piezas suficientes para que vuelva a ser yo. Quizás ya haya sucedido y no lo sé.
Lo que sé, o creo energéticamente, es que no soy yo el que une y desune las piezas. El que está construyendo es otro; quizás Dios, quizás el azar, quizás otra cosa; no lo sé.
Pero no soy yo quien elige tener sueño o tener hambre, ni tampoco creo que sea yo quien elige procesos más complejas; sentir lo que siento y no sentir lo que no siento, pensar lo que pienso y no pensar lo que no pienso, y por ende, hacer lo que hago y no hacer lo que no hago. Todo eso se construye con piezas de lego diminutas, millones de las cuales fluyen por mi cuerpo, interactuando entre ellas e interactuando con otros millones de ellas que provienen del exterior. De ese cúmulo de interacciones provienen mis sentimientos, pensamientos y acciones.
Por decirlo de otra manera; todo lo que sucede, sucede. Todo depende de cómo se unen y separan las piezas.
He pasado de qué hablar del más allá al determinismo porque mi visión de lo primero está ligada a lo segundo.
¿Qué sinsentido parece la vida, verdad? Espero que la sobrellevéis de la mejor manera e, incluso, que la disfrutéis.
Hemos nacido en tiempos confusos para nosotros. Si la humanidad existe en 200 años, no creo que haya fóbicos sociales. Los factores sociales y genéticos que causan y predisponen a padecer esto habrán sido mayormente desterrados de nuestra sociedad y genética.
Aunque todo esté determinado (o quizás porque todo está determinado) envío un mensaje de apoyo para que pidáis ayuda si la necesitáis. Nunca se sale suficientemente pronto de la fobia social y enfrentar los miedos puede ser paralizante, pero intentadlo con todo lo que tengáis dentro y puede valor mucho la pena; más que cualquier otra cosa que hayáis hecho jamás.
Acudid a psicólogos, leed mucho sobre ansiedad, autoestima y los problemas particulares que enfrentéis; si tenéis buenos amigos o familiares, pedidles ayuda. No os dejéis paralizar. Padecer este trastorno está mal visto, pero ello no significa que
deba estar mal visto; no debería estarlo y quien piense que uno ha de avergonzarse de cómo es y qué hace por culpa de este trastorno está muy equivocado. Al revés; sentíos orgullosos por todo lo que habéis aguantado, por haber sobrevivido, algunos de vosotros en situaciones donde muy pocos serían capaces de hacerlo.
Sé que cuesta mucho pedir ayuda, exponerse a los juicios de otras personas sobre lo más íntimo y relevante que hay en vosotros, pero el juicio de esas personas se basa en una opinión; ellos no han atravesado lo que vosotros habéis tenido que atravesar. ¿Qué autoridad tenéis vosotros para rebatir sus teorías a un genio de la física o las matemáticas? No conocéis lo suficiente sobre la materia. Los que os juzgan a vosotros tampoco.
No os avergoncéis de lo que sois. La fobia social no tiene absolutamente nada bueno, pero el fóbico social es más receptible al dolor ajeno y, por lo tanto, más humanitario. Ojalá el grueso de la sociedad fuera tan sensible como lo es el fóbico social medio. Si la gente puediera ver realmente quienes sois, si os pudieran desnudar el alma, los mejores entre todos ellos, los más empáticos, no se reirían de vosotros ni os harían el vacío, egoístamente os elegirían para relacionarse con vosotros.
Vivimos en tiempos extraños. Siempre hemos vivido en ellos. No prima la razón sino la ignorancia y el instinto. Por eso han logrado engañaros y os han vendido una imagen de vosotros mismos que es falsa.
Un abrazo.
