Buenas noches a todos, hoy es el primer día que escribo en este foro aunque ya llevaba varios años registrada.Siempre he sentido la tentación de escribir pero a la vez he sentido reparo de hacerlo ya que he temido sentirme ''atrapada'' ante el hecho de reconocer que sufro un ''trastorno de ansiedad'' que quizás siempre quise ignorar como si la cosa no fuera conmigo:la fobia social, que no es más que una patología producida por una maraña de pensamientos raros y extravagantes que pernoctan día y noche y que se van alimentando generosamente gracias a nuestra baja o nula autoestima, sensibilidad extrema, inseguridad atroz, miedo....SÍ, ese es el término en cuestión.EL MIEDO.Muchísimo miedo. lo llamaría incluso horror, pavor, sopor, terror paralizante ante una situación social.
Hace cosa de dos años me ocurrió algo insólito, para mi desastroso, humillante, lamentable, que desgraciadamnete me ha marcado y no sé si saldré algún día de este pozo negro con o sin fondo no lo sé y no sé si algún día lo sabré.
Para mi fue un infeliz día de octubre, ahí estaba yo camino a la facultad como si nada pasara, como si todo fuera ''normal''(o yo al menos si fuera normal),mi gozo en un pozo(el pozo del que hablaba antes seguramente).Cuando me aproximaba a un cruce, se me acercó un señor (yo ya había reparado en él unos instantes antes habiéndolo calificado de atractivo o muy atractivo) para preguntarme por una sencilla dirección.
La dirección maldita lo hubiera titulado si dirigiera mi propia peli de terror, porque ahí fue cuando sufrí una especie de ''parón en el tiempo''o algo parecido a una experiencia extracorpórea, que no sé como se sentirá pero no creo que sea muy dispar porque por un momento noté como si me elevara o me saliera del cuerpo.Intenté pronunciar las primeras palabras para intentar ayudar a aquel pobre hombre despistado a encontrar la dichosa estación de trenes granadina cuando como por obra del mismísimo demonio empecé a soltar una sarta de disparates incoherentes, anormalidades como si sufriese algún tipo de tara mental( con todos mis respetos a esas personas) a la vez que se me disparaba la adrenalina despiadadamente quedándome poco a poco sin voz, sin saliva, sin aire, sin fuerzas, el color de mi rostro no lo vi gracias a Dios pero con toda seguridad era el color de la muerte.El hombre se alejó amablemente dándome encima las gracias como si mi ¿respuesta? o ese extraño rimero de estupideces le hubiesen servido de algo.
Desde este momento me da pavor que alguien se me acerque a preguntarme por alguna calle, dirección aunque sea la mia propia, tal como lo ois. No creo que sea capaz de responder y sinceramente me hace sentir una inútil, una incompetente, una estúpida con todas las letras y dándole énfasis a cada una de ellas. Estoy desarrollando una agorafobia terrible a consecuencia de este hecho.No se qué hacer, me siento mal, triste, vacía, sóla y un largo etcétera regocijándome en un entramado de pensamientos negros y autodestructuvos sobre mi propio futuro.
Gracias por leerme.
Un saludo