Para mí, el problema no es solamente el miedo al rechazo. De hecho, también le temo al que me digan que sí. ¿Por qué? Pues porque temo a muchas cosas de la vida: a socializar, a salir, a hacer cosas que para otros significan pasarlo bien. Entonces, aún cuando pudiera tener pareja (y sí, las he tenido), tratar de estar bien y, además, hacer feliz a esa persona, se convierte en una fuente de estrés y angustia.
Ahora estoy solo y creo que es mejor así mientras no supere un poco mis temores.
Buen tema!