En mi trabajo hay de todo, como en todo curro. Hay gente excepcional que me ha hecho todo más fácil desde el primer día y gente desgraciada y amargada que tienen que tratar de pisotearte para sentirse menos frustrados al pensar en su penosa existencia.
En primer lugar debo hablar de esa gente maravillosa que he conocido en mi trabajo, principalmente una encargada que me recibió desde el primer momento con los brazos abiertos, que me explicó todo al detalle y que me advirtió de determinados compañeros que iban a ir a cuchillo a por mi por el simple hecho de ser nuevo (como así sucedió). Me ayudaron en un momento de dudas y temores e incluso puedo casi ya considerar a más de uno dentro de mi reducido círculo de amistades. Siempre estamos de bromas y buen rollo sin descuidar por ello el trabajo.
Y en segundo lugar tengo que mencionar a toda esa morralla (por suerte son muchos menos que los buenos compañeros) que se empeñaron en hacerme los días imposibles. Son seres abominables y despreciables, a los cuales muchas veces no les ves venir porque te ponen caras de Santo cuando están de frente y tratan de apabullarte cuando no lo están. En tú cara te dicen que trabajas bien para luego ir al jefe con mentiras sobre lo mal que curras, mentiras construidas por sus enfermas mentes (por suerte el jefe conoce bien a todos sus empleados y sabe quien es quien).
Casi lograron salirse con la suya, ya que en los primeros 15 días hice varios amagos de dejarlo todo tras desenmascarar a estos tipejos, pero no se salieron con la suya y ahora soy yo el que, con mi sola presencia, les amargo el día a ellos. Me logré refugiar en esa gente del curro con la que me llevó estupendamente y fuera del mismo me logré desahogar con mis amistades (siempre lo he dicho y lo diré, una maistad es lo más grande), así pude salir adelante.
Y sí, nunca uno debe dejarse pisotear por nadie, sobre todo los primeros días de empezar en un trabajo. Sí te dejas habrás perdido la batalla más importante y dificlmente recuperarás terreno. Sin llegar a las manos e incluso sin dar uso de violencia verbal puedes dejar a un individuo de estos a la altura de lo que son (normalmente esta gentuza tiene un cerebro muy diminuto ya que no son capaces de razonar). A veces, eso si, no queda más remedio que dejar de andarse con medias tintas y decir verdades a la cara. Esos individuos seguirán tratando de hacerte la vida imposible (es su naturaleza), pero si te impones o al menos muestras caracter no se te subirán a la chepa logrando de tí lo que quieran.
No huyas jamás, Carcomo. Piensa en tí, en que necesitas estabilidad económica y sobre todo en lo bien que te va a venir afrontar todo esto y superarlo. Te aseguro que sí sigues ahí y acabas tu contrato, la sensación de haber superado una barrera que parecía imposible te hará un bien que ni te imaginas. Hazme caso.
Suerte y al toro.