Yo siempre uso las lentes cuando me recuesto en mi sillón al lado de una ardiente chimenea a practicar el noble arte de la lectura. El calor desprendido por la materia convertida en energía, hace que use las lentes a algunos grados más de temperatura que la ambiental, que suele estar en 25 grados. Así que póngale usted 30 grados, señorito. Espero que con esto quede perfectamente respondida su cuestión, buen joven.