es una pequeña historia que cuando me la contaron me quede helado, y me gustaria compartirla con ustedes...
Habia un hombre que todos los dias salia del trabajo, y cuando pasaba por la plaza habia un viejito sentado, con un perro al lado, una vuelta se acerca para pedirle la hora, y cuando llega a los 3 metros, el perro empieza a llorisquear, por lo tanto decide seguir.
Asi por una semana cada vez que se acercaba a los 3 metros el perro empezaba llorar....
Ya intrigado va un dia y se acerca hasta los 4 metros, y le grita al viejito...
-Don le iba a preguntar la hora, pero ahora me intriga otra cosa que me gustaria preguntarle
-Si, mi hijo, digame...
-Porque cada vez que me acerco hasta los 3 metros el perro llora?
-Pues muy facil hijo, cuando te acercas a los 3 metros, levantas una madera que en la punta tiene un clavo que va derecho al perro, y llora...
-Ahh, pero entonces porque no se corre, digo no?
-Ja, contesta el viejito, es que quizas "no le debe doler tanto".
Esto me hizo reflexionar que quizas nosotros nos vivimos quejando de nuestras cosas, desgracias, de siempre estar parados en el mismo lugar, pero dentro de todo estamos comodos como estamos, y quizas nos pinche el clavo, lloraremos un poco, pero en el fondo " no nos debe doler tanto"