Antes tenía miedo de que no fuera nadie a mi entierro. Hoy día solo deseo que vaya mi familia y la gente que me quiere.
Si hubiera más gente... me sentiría incomodo desde el cielo... Indignado vamos... después de tratarme así en vida... como para que vayan a mi entierro...
En fin, últimamente, estoy saboreando la felicidad de no depender de nadie y ser autónomo. He llegado a la conclusión de que la gente solo tiene necesidades sociales cuando se encuentran realmente desanimados, cuando ven que su vida se hunde, y necesitan ver un atisbo de esperanza en los demás.
Pero creo que mendigar esperanza en los demás no sirve de nada. Porque los otros responden con teatro. Al vivir con ellos en el día a día es cuando te das cuenta de lo que digo, desaparece su fachada altruista y vomitan sus indigestos pensamientos egocéntricos. Por no decir, que "se la guardan", y el día que tengan un bajón, te exigirán 100 veces más de lo que hicieron por ti.
Tengo esperanza en la gente y creo que algún día encontraré alguien que merezca la pena. Vislumbro que encontraré la gente adecuada cuando hayan pasado los 40, y hayan aprendido a relacionarse con los demás de forma equitativa. Lo que veo en la gente de mi edad es una lucha de egos; tener mejores estudios, novias, belleza, inteligencia, dinero...
Yo deseo una relación donde nadie exija ni pida nada al otro, y que sea de por si desinteresada. Que un amigo se preocupe por tu vida por simple curiosidad y se alegre de que te vaya bien. Una relación donde se pueda hablar de cosas entretenidas, y nunca aburra; que haya un lugar para el ocio.
Si no tengo esto, no tengo un amigo. Tengo un "intento de amigo", puedo fingir que "mi amigo" es un amigo, pero no es cierto. Un amigo es un concepto, no llamamos amigos a nuestros torturadores, no llamamos amigos a nuestros lameculos, no llamamos amigos a la gente que tu vida le importa una mierda. No. Mucha gente llama amigo a cualquier cosa, y es capaz de enrolarse en cualquier tipo de amistad con tal de no estar solo. La gente
finge tener amigos, para así
sentir que los tiene. Es solo una ilusión.
Así que yo ahora no tengo amigos, y confío que este mar de gente traiga algún amigo que merezca la pena. Mientras aguardaré tranquilo, sabiendo que si muero en mi entierro habrá quien se lo mereció, y si Dios me permite prolongar más mi vida, trataré de dar mi brazo a torcer más de lo debido en el futuro, porque alguna persona de este planeta debe valer.
Eso es todo.