Hace unos días iba conduciendo por una carretera de costa mientras atardecía, estaba bastante triste y me sentía sola, con el discurso mental recurrente y semiautomático de porque estar viva implica tanto esfuerzo y tan poca recompensa etc...etc.
Entonces por un momento mire el paisaje que venía discurriendo desde hacia tiempo delante de mi (por cierto que tengo fobia a conducir) era un atardecer tan majestuoso, exuberante y simple como el de cualquier otro día, el mar sobre el cielo azul con nubes por las que se filtra la luz que poco a poco cambia de tonalidad hasta ser rojo. Ocurrió que al mirarlo me hice el favor de dejar de pensar, y por algo tan simple, sentí un movimiento que de pronto me re-colocara en mi centro y me sentí calmada y en paz. Supongo que este tipo de experiencias las ha tenido mucha gente desde luego, pero su efecto es fugaz muy fugaz, creo que sé porque, hace falta tiempo y mucho excepticismo para conseguir algo que creo que estoy a punto de lograr: Aceptar definitivamente todas las derrotas libre hasta de mi misma