Lo más terrible de todo es la incomprensión y el retrueque de la auténtica situación que hacen algun@s.
"¿Que no tienes novia? Será porque no sales mucho. Es que no te van a buscar a casa". Estoy cansado, como vosotros, de escuchar tales recriminaciones. Aunque pasados los trenta se oyen menos.
No haces, no dices, no conversas, no cantas, no bailas... La responsabilidad siempre es tuya, es como si no hiciéramos nada, como si fuésemos seres pasivos e incluso arrogantes, puesto que pedimos y no ofrecemos nada al contrario, contraria en este caso.
Sin embargo, pasados unos años y conociéndome como me conozco, no me puedo achacar ninguna culpa por haber dejado de hacer algo. He tocado todos los palos. Al final todos lo haréis. Si a ciertas edades ya no habéis podido contactar con el "público" femenino, va siendo hora de que os planteéis la siguiente disyuntiva:
- Algo estoy haciendo mal. Eso seguro, tonto hay que ser para no verlo. Pero cuando recapacito y pienso que ya no me evado, que he estado en todos los campos, en todos los saraos, he hablado, he tenido mi pedacito de gloria y ni con esas... entonces pasamos al punto 2.
- Toda la realidad tiene un valor matemático que no vemos. No soy Max Tegmark y no quiero ponerme a explicar nada. Simplemente decir que existen probabilidades de ocurrencia de ciertos eventos... es más fácil que ahora beba un vaso de agua a que realice un triple salto mortal en una carpa de un circo en Beijing. De cajón.
Y por la misma razón, existen posibilidades, puertas abiertas en nuestras vidas. Otras entreabiertas, o entrecerradas, según el optimismo de cada cual. Pero otras están cerradas a cal y canto y siempre lo estarán. Cada uno de nosotros sabe lo que puede y lo que no puede hacer. Se conoce que la seducción no es uno de mis talentos (y por lo que veo en este foro, no soy único). Ya es tiempo para reconocerlo. Y siempre tendremos un local abierto las 24 horas del día para satisfacer esos impulsos eróticos que nos traen por la calle de la amargura.
Sin embargo, nunca conoceremos el amor. Si no se me ha invitado a ese convite, yo no me sentiré culpable por no estar presente. Además, creo que eso del amor no lo conoce ni el 1% de la población mundial.
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