Esperanzado. Suelo estar alegre. A veces decaigo y es como una somanta de puñetazos y patadas en el estómago, en el pecho y en la cabeza. Pero ahora estoy chachi. Me ha pasado una cosa
maravillosa: le he mencionado a una chica de la universidad que tenía sed porque había perdido mi botella de agua y ¡me ha traído un vaso de agua! (e incluso se ha sonrojado al dármelo)
Puede que sea absurdo que me alegre por una cosa así, pero teniendo en cuenta que uno de mis días más felices del año pasado fue cuando una desconocida me regaló un abrazo sin que yo se lo pidiera... cualquier cosa.