A mi me parece muy curioso porque siempre hay grandes palabras sobre el amor y sin embargo yo nunca he vivido algo que me volviera tonta, ni que llenara mi vida de lado a lado. Durante muchos años he pensado que nunca me había enamorado. También pensé durante muchos años que no era capaz de tener orgasmos. Desde mi percepción son dos cosas que socialmente se inflan. Son maravillosas, pero en mi vida no suelen ser tan tan intensas como las describe la literatura.
Para mi el amor es un sentimiento tranquilo que aparece y casi ni me doy cuenta. Por una parte se parece mucho a una amistad: hay confianza, mucha complicidad, es una realción que parece fluir sola. Pero es una relación muy profunda, él me parece atractivo, bonito, reconfortante. Y entonces quiero estar con esa persona todo el tiempo. Es pensar en esa persona a cada momento. Es sonreir cuando le recuerdo, y si me mira, si me toca, si me abraza, sentirme bien, feliz. Es sentirme capaz de todo cuando pienso que puedo conquistarle. Y es querer regalarle todo, hacerle feliz, hacerle disfrutar, reir.
Cuando me corresponden yo me siento plena, pero plena en ese aspecto de mi vida, no en el resto. Es cierto que te hace ver la vida de una manera más bonita, como cuando hace sol o es verano, pero tampoco la vuelve entera de color de rosa. Y luego, con cada persona es diferente, el sentimiento global es el mismo pero los detalles cambian: no son las mismas acciones las que te hacen sentir de una u otra manera.
Lo más sorprendente para mí es el desamor. Cuando alguien te deja o te falla es un dolor profundo, intenso y arrasador. Como si te hubieran sacado algo de dentro y te hubieran dejado un agujero que no tienes con qué rellenar.
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