Es que no tiene nada que ver la tímidez chorras esa estúpida de que te de verguenza hablar en público delante de un auditorio, que a mí no me da, me daba antes, con :
1. Lentitud a la hora de verbalizar tus pensamientos. Si incluso ahora que estoy escribiendo dudo mientras escribo pensando si es gramaticalmente correcto(no llego) o si soy un pedante (me paso de correctitud). Y si es ya hablando, pues cuesta un poco más. Salvo que hayas practicado antes, tengas experiencia. El perfeccionismo es un error, del que pecamos.
2. Repelú, asco, a la hora de contactar emocionalmente con los demás. A mí dar una charla (siempre que me la haya preparado) ante gente no me da pánico. Lo he superado.
El problema es a la hora de intimar con la gente. Cuesta dar a veces los buenos días pensando que esos buenos días puede dar lugar a una conversación absurda intentando el otro buscar tu empatía. En esos casos lo mejor es cortar por lo sano con constestaciones secas y monosilábicas, que es lo que suelo hacer.
El problema es que cuando pensamos que el otro nos puede pegar, le damos mil vueltas a la cabeza intentando agradar con el fin de sobrevivir.
A mí nadie me ha pegado (con ánimo de atacar, no una colleja) y mis padres me lo han dado todo y eso ha creado en mí una falsa seguridad con la que me aíslo del mundo. No me interesa la gente. Prefiero perder el tiempo en temas aparentemente chorras e intrascendentes. La masturbación cumple mi necesidad de descargar semen.
Es como los "científicos". Como Einstein, genios incomprendidos que iban contracorriente luchando por sus ideales. Aunque luego unos ********** "encaniados" le critiquen por no atenerse a los cánones de belleza por tener cara de "estar en la inopia".
Es el mundo con su estúpida idea de fomento de las relaciones sociales con sonrisas por aquí y por allá quien rechaza a quienes son diferentes.
Nosotros simplemente tenemos que adaptarnos, sobrevivir aunque sea con una careta. Hasta que finalmente esa careta sea nuestra cara.
A partir del segundo párrafo me he soltado. He escrito sin pensar, como en una conversación. Es el excesivo orden a la hora de hablar por el miedo a dañar el culpable de nuestro silencio? No. Porque pensar y razonar es bueno.