Rayser dio en el clavo, creo. Es lo mismo que pienso yo: se trata de las nociones del triunfo y el fracaso, que están tan arraigadas en nuestra cultura. El poder sobre otros, el "prestigio", el dinero, etc., todas estas cosas componen lo que se supone que debe ser una persona triunfadora, merecedora de respeto y admiración. En el extremo contrario está una persona sin ninguna influencia en su entorno, sin poder ecónomico, sin belleza física, aislada, solitaria; es decir, todos los rasgos que corresponden al "fracaso", y que es lo que debe ser despreciado, rechazado y humillado según esta mentalidad.
Es muy pendejo, si, visto de esta forma. Ojalá más gente se diera cuenta.