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10-nov-2011
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Y va una canción desesperada también
Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.
Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!
Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!
En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.
Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio !
Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.
Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!
En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!
Hice retroceder la muralla de sombra.
anduve más allá del deseo y del acto.
Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.
Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.
Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.
Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.
Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!
Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.
Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.
Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.
Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.
Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.
Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en el cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!
Oh sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron.
De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste
de pie como un marino en la proa de un barco.
Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.
Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.
El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.
Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.
Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
Es la hora de partir. Oh abandonado.
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10-nov-2011
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gibran halil o como se escriba es uno de los que me gusta
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10-nov-2011
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Dijo Almitra: Háblanos del Amor...
Y él levantó la cabeza, miró a la gente y una quietud descendió sobre todos. Entonces, dijo con gran voz:
Cuando el amor os llame, seguidlo.
Y cuando su camino sea duro y difícil.
Y cuando sus alas os envuelvan, entregaos. Aunque la espada entre ellas escondida os hiriera.
Y cuando os hable, creed en él. Aunque su voz destroce nuestros sueños, tal cómo el viento norte devasta los jardines.
Porque, así como el amor os corona, así os crucifica.
Así como os acrece, así os poda.
Así como asciende a lo más alto y acaricia vuestras más tiernas ramas, que se estremecen bajo el sol, así descenderá hasta vuestras raíces y las sacudirá en un abrazo con la tierra.
Es de khalil gibran, mi escritor favorito amante de la naturaleza y de la noche.
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11-nov-2011
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En un momento del año, buscaba encontrar algún tipo de inspiración en Pizarnik, y siempre me queda esta frase de "Árbol de Diana": "Alguien en mí dormido, me come y me bebe".
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11-nov-2011
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Rosalía de Castro es mi poetisa favorita, y en concreto ésta poesía:
Quisiera, hermosa mía,
a quien aun más que a Dios amo y venero,
ciego creer que este tu amor primero,
ser por mi dicha el último podría.
Mas...
—¡Qué! ¡Gran Dios, lo duda todavía!
—¡Oh!, virgen candorosa,
¿por qué no he de dudarlo al ver que muero
si aun viviendo también lo dudaría?
—Tu sospecha me ofende,
y tanto me lastima y me sorprende
oírla de tu labio,
que pienso llegaría
a matarme lo injusto del agravio.
—¡A matarla! ¡La hermosa criatura
que apenas cuenta quince primaveras...!
¡Nunca...! ¡Vive, mi santa, y no te mueras!
—Mi corazón de asombro y dolor llenas.
—¡Ah!, siento más tus penas que mis penas.
—¿Por qué, pues, me hablas de morir?
—¡Dios mío!
¿Por qué ya del sepulcro el viento frío
lleva mi nave al ignorado puerto?
—¡No puede ser...! Mas oye: ¡vivo o muerto,
tú solo y para siempre...! Te lo juro.
—No hay por qué jurar; mas si tan bello
sueño al fin se cumpliera, sin enojos
cerrando en paz los fatigados ojos,
fuera a esperarte a mi sepulcro oscuro.
Pero... es tan inconstante y tan liviano
el flaco y débil corazón humano,
que lo pienso, alma mía, y te lo digo,
serás feliz más tarde o más temprano.
Y en tanto ella llorando protestaba,
y él sonriendo, irónico y sombrío,
en sus amantes brazos la estrechaba,
cantaba un grillo en el vecino muro,
y cual mudo testigo,
la luna, que en el cielo se elevaba,
sobre ambos reflejaba
su fulgor siempre casto y siempre amigo.
II
De polvo y fango nacidos,
fango y polvo nos tornamos:
¿por qué, pues, tanto luchamos
si hemos de caer vencidos?
Cuando esto piensa humilde y temerosa,
como tiembla la rosa
del viento al soplo airado,
tiembla y busca el rincón más ignorado
para morir en paz si no dichosa.
III
Los astros son innúmeros, al cielo
no se le encuentra fin,
y este pequeño mundo que habitamos,
y que parece un punto en el espacio,
inmenso es para mí.
Después... tantos y tantos
cual las arenas del profundo mar,
seres que nacen a la vida, y seres
que sin parar su rápida carrera,
incierta siempre, vienen o se van.
Que se van o se mueren, esta duda
es en verdad cruel;
pero ello es que nos vamos o nos dejan,
sin saber si después de separarnos
volveremos a hallamos otra vez.
IV
Y como todo al cabo
tarde o temprano en este mundo pasa,
lo que al principio eterno parecía,
dio término a la larga.
¿Le mataron acaso, o es que se ha muerto
de suyo aquello que quedará aún vivo?
Imposible es saberlo, como nadie
sabe al quedar dormido,
en qué momento ha aprisionado el sueño
sus despiertos sentidos.
V
¡Que cuándo le ha olvidado!
¿Quién lo recuerda en la mudable vida,
ni puede asegurar si es que la herida
del viejo amor con otro se ha curado?
¡Transcurrió el tiempo! —inevitable era
que transcurriese—, y otro amante vino
a hacerse cauteloso su camino
por donde el muerto amante ya lo hiciera.
VI
De pronto el corazón con ansia extrema,
mezclada a un tiempo de placer y espanto,
latió, mientras su labio murmuraba:
—¡No, los muertos no vuelven de sus antros...!
Él era y no era él, mas su recuerdo,
dormido en lo profundo
del alma, despertóse con violencia
rencoroso y adusto.
—No soy yo, ¡pero soy! —murmuró el viento—,
y vuelvo, amada mía,
desde la eternidad para dejarte
ver otra vez mi incrédula sonrisa.
—¡Aún has de ser feliz! —te dije un tiempo,
cuando me hallaba al borde de la tumba—.
Aún has de amar; y tú, con fiero enojo,
me respondiste: —¡Nunca!
—¡Ah!, ¿del mudable corazón has visto
los recónditos pliegues?—,
volví a decirte; y tú, llorando a mares,
repetiste: —Tú solo, y para siempre.
Después, era una noche como aquéllas,
y un rayo de la luna, el mismo acaso
que a ti y a mí nos alumbró importuno,
os alumbraba a entrambos.
Cantaba un grillo en el vecino muro,
y todo era silencio en la campiña;
¿no te acuerdas, mujer? Yo vine entonces,
sombra, remordimiento o pesadilla.
Mas tú, engañada recordando al muerto,
pero también del vivo enamorada,
te olvidaste del cielo y de la tierra
y condenaste el alma.
Una vez, una sola,
aterrada volviste de ti misma,
como para sentir mejor la muerte
de la sima al caer vuelve la víctima.
Y aun entonces, ¡extraño cuanto horrible
reflejo del pasado!,
el abrazo convulso de tu amante
te recordó, mujer, nuestros abrazos.
¡Aún has de ser feliz! —te dije un tiempo
y me engañé; no puede
serlo quien lleva la traición por guía,
y a su sombra mortífera se duerme.
—¡Aún has de amar! —te repetí, y amaste,
y protector asilo
diste, desventurada, a una serpiente
en aquel corazón que fuera mío.
Emponzoñada estás, odios y penas
te acosan y persiguen,
y yo casi con lástima contemplo
tu pecado y tu mancha irredimibles.
¡Mas, vengativo, al cabo yo te amaba
ardientemente, yo te amo todavía!
Vuelvo para dejarte
ver otra vez mi incrédula sonrisa.
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12-nov-2011
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A mi me gusta "Los heraldos negros" de César Vallejo
Hay golpes en la vida, tan fuertes ... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!
Son pocos; pero son... Abren zanjas obscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán talvez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
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15-nov-2011
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Uno de los poemas más geniales con los que me he topado:
Reir llorando de Juan de Dios Peza.
Nota: En francés, spleen representa el estado de melancolía sin causa definida o de angustia vital de una persona. Fue popularizado por Baudelaire.
REÍR LLORANDO
Viendo a Garrick -actor de la Inglaterra-
el pueblo al aplaudirlo le decía:
“Eres el más gracioso de la tierra,y el más feliz…” y el cómico reía.
Víctimas del spleen, los altos lores
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores,
y cambiaban su spleen en carcajadas.
Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
sufro -le dijo-, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.
Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte;
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única pasión la de la muerte.
-Viajad y os distraeréis. -¡Tanto he viajado!
-Las lecturas buscad. -¡Tanto he leído!
-Que os ame una mujer. -¡Si soy amado!
-Un título adquirid. -¡Noble he nacido!
-¿Pobre seréis quizá? -Tengo riquezas.
-¿De lisonjas gustáis? -¡Tantas escucho!
-¿Qué tenéis de familia? -Mis tristezas.
-¿Vais a los cementerios? -Mucho… mucho.
-De vuestra vida actual ¿tenéis testigos?
-Sí, mas no dejo que me impongan yugos:
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos, mis verdugos.
Me deja -agrega el médico- perplejo
vuestro mal, y no debe acobardaros;
tomad hoy por receta este consejo
“Sólo viendo a Garrick podréis curaros”.
-¿A Garrik? -Sí, a Garrick…
La más remisa y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquel que lo ve muere de risa;
¡Tiene una gracia artística asombrosa!
-¿Y a mí me hará reír? -
¡Ah! sí, os lo juro;
Él sí; nada más él; más…
¿qué os inquieta?-Así -dijo el enfermo-,
no me curo:¡Yo soy Garrick!… Cambiadme la receta.
¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!
¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!¡
Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora
el alma gime cuando el rostro ríe!
Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma
un relámpago triste: la sonrisa.
El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto,
y también a llorar con carcajadas.
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15-nov-2011
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lo cierto es que no soy mucho de poesía.... tengo sin embargo varios libros, de Manuel Pacheco, que es de mi tierra natal (extremadura), y sus poemas alaban su contorno rural, y me gusta bastante.... por otra parte, los poetas franceses del siglo XIX tambien me agradan, Vodelaire, con sus "Flores del mal", por ejemplo...
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21-feb-2012
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Pues la verdad es que la poesia es algo que nunca me ha gustado, a no ser que sea en forma de canción
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21-feb-2012
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Ah comparto este juego de palabras que saqué del libro Trabajos del Poeta de Octavio Paz
V
JADEO, viscoso aleteo. Buceo, voceo, clamoreo por el descampado. Vaya malachanza. Esta vez te vacío la panza, te tuerzo, te retuerzo, te volteo y voltibocabajeo, te rompo el pico, te refriego el hocico, te arranco el pito, te hundo el esternón. Broncabroncabrón. Doña campamocha se come en escamocho el miembro mocho de don campamocho. Tli, saltarín cojo, baila sobre mi ojo. Ninguno a la vista. Todos de mil modos, todos vestidos el de inmundos apodos, todos y uno: Ninguno. Te desfondo a fondo, te desfundo de tu fundamento. Traquetea mi ráquea aquea. El carrascaloso se rasca la costra de caspa. Doña campamocha se atasca, tarasca. El sinuoso, el lo ilbante babeante, al pozo con el gozo. Al pozo de ceniza. El erizo se irisa, se eriza, se riza de risa. Sopa de sapos, cepo de pedos, todos a una, bola de sílabas de estropajo, bola de gargajo, bola de vísceras de sílabas, sílabas, sibilas, badajo, sordo badajo. Jadeo, penduleo desguanguilado, jadeo.
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