Nunca he conocido otra vida más que la de la ciudad. Mi abuelo tenía un rancho y era agricultor, y mi padre es ingeniero agrónomo, aunque nunca pudo ejercer su profesión. Si las cosas hubieran salido un poquito diferentes en sus vidas, yo viviría directamente de la Tierra, y debo decir que no me desagrada la idea. Como dije, solo conozco la ciudad. Estoy acostumbrado a sus comodidades, y a la tecnología que ha desarrollado nuestra civilización, sin embargo...no me gusta la ciudad. Añoro los espacios abiertos y libres de construcciones que nunca he visto con mis propios ojos más que de paso en las carreteras, en parques, en películas o en fotos. El olor a verde, a tierra, a vida, despierta en mi sensaciones y me atrevería a decir que incluso recuerdos de mis ancestros. Cuando estoy rodeado de vegetación, me siento en verdad como en mi hogar, en donde debería estar, y por la forma en que la gente aquí busca los espacios verdes, como si fueran invocados a ellos, me hace pensar que no soy el único que siente esto.
Detesto y amo al mismo tiempo la civilización. Todos los avances que tenemos se han dado paralelamente a la destrucción de la tierra y del medio ambiente, no podrían existir de forma independiente...y en este sentido, estoy agradecido con lo que tengo, pero también detesto lo que hemos tenido que hacer para conseguirlo, y la forma en que vivimos, tan desligados de la tierra, como si fueramos criaturas ajenas a ella. La saqueamos y destruimos brutalmente. Me gustan las ciudades, son bonitas, pero son absurdas, esfuerzos inutiles para separarnos de nuestro verdadero hogar. Camino por el centro de mi ciudad, y me gusta, lo admito...pero solo basta con mirar un poco atentamente para que me de cuenta de que este no es nuestro sitio, que hemos estado haciendo todo mal. Veo las banquetas y calles quebradas, los edificios viejos, todo esto que requiere mantenimiento constante, y que la tierra lo reclama, y lo reclamará finalmente, no me cabe la menor duda de que algún día no habrá rastro alguno de nuestras obras. Un sin sentido, me parece, entonces, mantenerlas a tan monumental escala. Un intento de embellecer lo que no necesita ser embellecido, de domar lo que no necesita ser domado. Me pregunto cual será el "punto medio" que necesitamos...
Yo si me iría a una comunidad en el campo, ¿por que no?
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