Siempre una persona tiene algo que decir, pues es lo que hay…
Nunca me imaginé estar así tan desolado, 23 años completamente desperdiciados, muchos sueños rotos, apartado de la gente y olvidado, con mi única compañera la soledad, he venido a confesar esto:
La escuela como muchos de acá, no ha sido grata, nunca pude conectar ni siquiera con un individuo, siempre los veía reír y gozar, además que me parecían muy infantiles, me tenían hasta la coronilla, y yo marginado en un rincón; la primaria la pude sobrellevar, a pesar que era demasiado tímido, en las conversaciones, muchas veces fallaba, sobre todo con las mujeres, me costaba articular algo coherente, por eso me tomaban por retrasado, era el insulso del salón.
Las cosas empeoraron en la secundaria, un tránsito difícil, aparte del cambio de turno, de pasar de la mañana a la tarde, un clima triste, para la época más tétrica de mi vida; los chicos cambian, era otro mundo, la gente era más despierta, eran maliciosos, egoístas, crueles y prepotentes, yo seguía siendo el tímido del salón, débil e indefenso. Trataba de lidiar con eso, pero se aprovechaban de mi inseguridad para humillarme, sufrí bullying verbal por tres años. El único momento en que me sentí a salvo, era cuando llegaba a casa, un alivio pasajero, porque tenía que volver a ese lugar fiero. Ese camino de la casa a la escuela, una sensación de incomodidad se apoderaba de mí, era miedo...
No podía soportar todo eso, entonces al acabar mi tercer año, me retire.
Pero el daño ya estaba hecho, repercutió a que mis relaciones sociales, sean casi nulas. Estuve en varios colegios, por suerte ninguno tan severo como ese, aun así, mi miedo y al no poder integrarme a la gente, genero una depresión que hizo que me aislé, por un tiempo vergonzoso.
He vivido más tiempo en mi cabeza, que en el mundo real, imaginando todas mis vivencias, y modificándolas, como desearía que fuesen en verdad.
Estoy librado de esos malos recuerdos, y tengo una razón para volver a este mundo imperfecto, aunque debo de gatear otra vez, para de ahí caminar, y hasta correr más que otros, no lo sé, algo cambiara, he estado mucho tiempo inmóvil.
“Vine hasta aquí para abrirte las cortinas
No puedes seguir escondiéndote
Debes lavarte esos ojos hinchados
No puedes seguir encerrándote aquí.
Tal vez no quieras escuchar que mañana será otro día
Pues bien, te prometo que volverás a ver el sol
Y me preguntas por qué el dolor es el único camino a la felicidad
Y YO TE PROMETO QUE VOLVERÁS A VER ES SOL…”