Para nada, durante mis peores años de mayor y más profundo retraimiento era fumador compulsivo, un peta era lo primero que hacía al levantarme y lo último que hacía al acostarme, al final hasta mi pobre madre se acabó acostumbrando al olor y dejó de decirme nada
pero claro viniendo una época de salir sin control y meterme cosas peores... supongo que estar fumado recluido en casa le pareció más asumible