Cita:
Iniciado por OM_RA
En la vida real me sucede que es justamente por el poco pudor que tengo al revelar mi estilo de vida, mis gustos, preferencias y demás; por lo que muchas veces soy marginado. Por ejemplo, cuando se me pregunta sobre si me agrada ir a discotecas donde se baila cierto esperpéntico ritmo musical, no tengo el mínimo reparo en revelar que me desagradaría verme involucrado en tal situación, por lo que recibo de parte de mis coetáneos no pocos comentarios que algunas veces rozan lo oprobioso; según ellos si no me agrada aquella situación soy el tipo más raro y desagradable del universo. ¡Bien por mí! No me siento en lo absoluto identificado con la forma de ser de la gran mayoría de jóvenes de mi edad y no por ello voy a sentirme mal. Me gusta ser como soy y no tener que aparentar ser otra persona para agradar a las mayorías.
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No me refería a ese tipo de cosas. Yo tampoco soy recatado al revelar esa parte de mí mismo. Hacía alusión a mi timidez patológica y a cómo se ha desarrollado mi muy particular historia personal, que me han llevado a la soledad y el aislamiento durante años.
Llevo más de un año relacionándome con una chica normal (sociable) a través de Internet (y, bueno, otros medios) y desde luego si algo me ha caracterizado con ella (y con todos) es mi desvergüenza al revelar lo que me gusta, lo que veo, lo que leo, lo que escucho o lo que juego. No me adapto a ella escondiéndome; de hecho, encajamos perfectamente tal como somos. Pero sólo recientemente, hace un par de meses, la he hecho partícipe de mis inseguridades con mi físico; y ha sido únicamente al verme contra la espada y la pared por sus insistencias de carácter sexual. (Lo cual motivó, por cierto, que perdiese una preciosa oportunidad para el ayuntamiento y gestase en ella más inseguridades al creer que no resultaba atractiva a mis ojos). Y me ha llevado más de catorce meses explicarle que para mí ser tímido no es una adorable característica personal sino un problema de primer orden que ha impedido durante años mi desarrollo en todos los ámbitos de la vida, siendo el origen, o un participante poderoso, de mis fracasos estudiantiles. Lo hice y me arrepentí al instante porque pensaba que me rechazaría, si no de forma súbita y directa, sí alejándose de mí poco a poco hasta desaparecer totalmente. Y aunque no ha sido así sino, al parecer, todo lo contrario, sigo teniendo reparos con compartir ese yo oscuro y enfermizo con los demás.