Muchas veces me pregunto hasta qué punto las personas tenemos habilidad para torturarnos deformando la realidad. Hasta qué punto sabemos seleccionar lo mejor de los demás y compararlo con lo peor de nosotros. En realidad hay muchas capas de selección. Primero se hace un sesgo escogiendo a unas personas y rechazando a otras. Y después se eligen aquéllos puntos de la persona que mejor sirven a nuestros pensamientos masoquistas.
Por ejemplo, cuando uno ha fracasado en las relaciones sentimentales y cuando sale a la calle solo ve parejas felices. Cuando eso ocurre no se fija en la gente que no está por allí por que no llegó a vivir hasta la edad adulta. No se fija en la gente que va en silla de ruedas. No ve a los que están ingresados en hospitales con enfermedades jodidas o a punto de morir. No ve a los que se pudren en silencio en sus casas. No se fija en los que caminan solos, y que como él-ella, también tienen pensamientos que les torturan, no se fija en la gente que se ha matado o ha quedado impedida de por vida en un accidente de tráfico ese mismo fin de semana, en los que se han suicidado, etc.
Para poder hacer un cálculo un poco mas "científico" de lo que es "normal", deberíamos tener una especie de superordenador, en el que pudiéramos introducir las distintas situaciones y variables de las personas, no sólo del entorno visible e inmediato que parece cumplir las expectativas, si no de las miserias que ocurren en los márgenes, en la trastienda, en la intimidad, en las casas y habitaciones, en los rincones, en los hospitales, debajo de los puentes, en los vertederos. Y no solo de nuestro primer mundo, si no de todo el mundo, por que todos somos seres humanos. Entonces veríamos en qué se parece la realidad de las series americanas de "beautiful people" y gente "cool", los anuncios y las telenovelas, a la vida de la media real de las personas en el mundo, que a buen seguro es mas dura, desalentadora y difícil de lo que convendría a nuestra miope y herida autoestima.
A falta de un superordenador y una base de datos imposible de reunir, basta algo de ejercicio mental y reflexión para notar el sesgo y el autoengaño de nuestra mente y nuestra percepción de "nosotros y los demás".
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