La verdad es que mentiría si dijese que no me afecta, aunque sí que es verdad que cada vez me importa menos. Antes si me decían algo que me molestaba, me comía la cabeza y estaba bastante tiempo pensando en ello. Ahora he aprendido a no darle importancia a los cosas que realmente no la tienen. A pesar de todo, es complicado cambiar cuando llevas toda la vida siendo de una determinada manera.