EL MAL HUMOR (La ecología emocional. Jaume Soler)
Cuando el ser humano ya no está alegre y no ve ningún sentido en interesarse por la vida, siente que, aun estando vivo, su alma está muerta; entonces se aburre y empieza a odiar la vida y a desear destruirla.
Erich Fromm
Descontento, irritabilidad, inquietud, impaciencia…el mal humor tiñe de gris todo nuestro interior y traslada este color a nuestro entorno. En el mal humor se mezcla el cansancio con la irritación por aquello que no va como querríamos, y perdemos el control de nuestras emociones dejando que sean ellas las que manden. Hasta cierto punto, somos conscientes de que actuamos de forma injusta, pero no tomamos las riendas de nuestro tono vital. Y es que cuando uno quiere ver en gris, siempre hay gris para ver.
Esta negatividad y bajo tono vital nos informa de que debemos reajustar nuestra conducta, nuestras relaciones o el uso de nuestro tiempo ya que, tal y como vamos, no estamos siendo buenos con nosotros mismos. No nos gustamos y por eso estamos descontentos. ¿Cómo puede gustarnos o hacernos sentir alegría cualquier otra cosa? No es posible. Quien tiene mal humor de forma crónica tiene problemas consigo mismo y con los demás. Se podría afirmar que no está demasiado contento de haberse conocido, ni de cómo gestiona su vida, y por eso salpica a los otros con su descontento.
Cuando ocurre esto es necesario hacer acciones urgentes para defender la alegría como sea.