Hola!
A mí también me ha pasado algo así...
No suelo salir acompañada casi nunca y, las veces que lo hago, aunque se trate de ir a tomar café o algo por el estilo, termino muy cansada. Cuando vuelvo a casa es como si hubiese estado trabajando de sol a sol. Quizás es por el esfuerzo que he realizado mientras he estado fuera. Intento hablar de algo que le interese al grupo o a la persona en cuestión y no parecer nerviosa o rara si es que estamos en un lugar con mucha gente, que es algo que me incomoda bastante. Todo el tiempo estoy en tensión.
Al volver me encuentro con mi espacio conocido, las tareas de siempre... y siento una gran comodidad. Disfruto bastante de la soledad justo en el momento en el que la recupero, justo cuando me salva de ese momento engorroso en el que no sé cómo actuar.
Sin embargo, cuando pasan los días o los meses y sigo sola, a pesar de que me encuentro a gusto viviendo a mi manera, echo en falta a alguien. Para mí se está convirtiendo en una necesidad. Quiero salir a pasear, a tomar café, al cine... pero no tengo con quién y no se me hace fácil hacer amigos.
[Soy mayor (36 años), estoy en paro, vivo en un pueblo dejado de la mano de dios... y aún tengo otros problemillas que me impiden relacionarme de manera natural con los otros, además de la fobia social. Vamos, que me ha tocado la lotería, ja, ja...]
A veces me vengo abajo, me hundo del todo y sé que es porque llevo demasiado tiempo sola... y no sé muy bien qué hacer para congeniar o gustarle a la gente. Realmente necesito salir. No sé si algún día consiga integrarme o ser aceptada, pero de momento me niego a hundirme en la frustración absoluta. Si lo que tengo es soledad, intentaré sacarle el máximo partido posible y disfrutarla, porqué no.
Alejandrof, mucha suerte. Ya ves que muchos también nos planteamos este dilema.