Hace mes y medio que no te veo, y es que el destino se ha empeñado en separarnos, tal vez tú no lo sepas, pero sé que algo te has de imaginar que pasa en mi.
Me enamoré de tí.
No suelo enamorarme de nadie, pueden pasar años para que pueda encontrar a alguien que se ajuste a mi, no por que sea exigente, sino que necesito que me llegue al coazón.
Nunca había sentido algo así. ¿Que más te puedo decir? Eres tu el primero que ha tocado en mi ser, el que me ha hecho sentir un verdadero significado del vivir.
Me has salvado la vida infinitamente, de no ser por ti, posiblemente ya no estuviera viva, y eso era lo que pasó cuando dejé de verte.
Deseaba morir, todos los días, cada minuto, cada estúpido segundo en que no tenía tu voz, tu aliento, tu risa, tus ojos hermosos, sí, tal vez con la muerte se pudiera borrar ese maldito recuerdo de tu existir, ya que con nada se borra.
En las noches casi no duermo, por que en mis sueños no dejo de verte postrado en tu cama, descansando, no dejo de visualizar tu día a día que antes disfrutaba, cuando pertenecía a ese pequeño circulo que nos hacia coincidir de la manera más extraña.
En ti pude ver más cosas que en nadie más, el mundo desaparece, se detiene el tiempo y se destruye todo.
Pues bien, remato únicamente para decirte: Espero que Dios me quiera dar otra vida, para poder compartirla contigo, para poder vivir contigo, ir de tu mano, soñar, planear, realizar nuestros sueños juntos como yo hubiera querido.
Para poder darte hijos, para poder tener lo mejor y lo peor de tí, por que todo lo quiero.
Para poder escucharte hablar, hasta que te canses, reir hasta que te hartes, y llorar hasta que no te duela nada más.
Para poder escuchar, ese último exhalar cuando partas y poder decir, por primera vez: Que feliz he sido, que vida tan más hermosa, ya no tengo nada más que hacer aqui.
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