Los demás niños no siempre me temieron. Los primeros años con mis cosillas de timidez, pero fui avanzando. Sobre los 10 años, cuatro colegios diferentes, con distintas adaptaciones (de mal a peor) se encargaron de que todo se torciera. Ser el mas alto de la clase, sentirme incomprendido, problemas en casa.... Hicieron el resto.
Muchas personas seguro que aun se preguntan cada dia porqué.
Porque ese abusón la tomó con ellos, porqué no tuvo piedad....
Esas personas también piensan acerca de que clase de monstruo hay dentro del abusón.
Bien amigos, os puedo decir que son determinadas circunstancias que nos llevan a actuar así, yo buscaba atención de los demás, era torpe en los juegos, no tenía la simpatía de nadie porque no sabia ser amable con los demás, como me aburría hacia el tonto en clase, desafiaba a los profesores, hacía el macarra, etc..... Como era el mas fuerte de la clase, sólo se me ocurrió una manera de hacerme respetar y considerar. La violencia y el miedo.
Los años siguientes pasaron entre expulsiones, agresiones continuas a los demás niños y a profesores, y acoso despiadado a dos niños en concreto.*
Motivos? Vamos a sincerarnos. El primero, al que llamaremos Marco, fué pura envidia. Llegó al colegio cuando tendríamos unos 11 o 12 años. Era guaperas, iba con su ropa de marca, iba limpio, parecía feliz. Todo lo contrario que yo. Mas por guarro y dejado que por dejadez de mi pobre madre, que además de soportar la vergüenza de tener que escuchar las cosas que yo hacia, nos sacaba a todos en casa hacia adelante.
Marco fué muy bien recibido en clase, además era un chaval agradable, seguía las clases muy bien, e hizo amiguitos enseguida. Sin embargo, eso no duraría mucho, porque un desgraciado estaba pendiente de el, observándole. Un desgraciado que dos años antes también había llegado a esa misma clase y al que todos los niños quisieron tener lejos. Por raro, por inadaptado, por sucio y dejado, y con el tiempo, por mezquino y malintencionado.
Y así fué como por desgracia para ese pobre chico, empezé en la formula uno del abuso.
Quitarle las cosas, agredirle, insultos constantes, promover burlas masivas de todos los niños hacia él, y el peor de todo, lo que mas me duele hoy en día... El miedo que le hice pasar.*
El miedo de que a la salida te pegarán, el miedo al levantarse por la mañana, el miedo al salir al patio, el insulto, el desprecio, las miradas de odio....
Pero Marco no fué mi única víctima, al poco tiempo le siguió Jonás.
Jonás iba dos cursos por encima mío, yo era repetidor, pero el tenía un año mas que yo.*
Era un chaval que también llegó al colegio siendo mayorcito, era muy alto y era el único con el que podía pegarme fuerte de verdad, dado que tenía unos huesos anchos, unas manos enormes, ay, si hubiera sido más lanzado la paliza que me podría haber dado....
Pero no. No lo hizo.
Jonás era buena persona. Pese a que lo echaban de su clase, estaba siempre en su mundo y era algo alocado, nunca le ha hecho ningún mal a nadie. Al contrario que vuestro narrador, convencido de que nadie le querría cerca nunca, recurría a la agresión y al miedo para hacerse respetar.
Como alguien decía en otro hilo, la vida pone a todo el mundo en su lugar, pese a que las cosas parezcan irle bien a nuestros abusones....*
Pero bueno, antes de seguir con la historia, puntualizaré la clase de abuso que cometí con Jonás, así los que vayáis analizando la historia tengáis cuanta más luz posible.
Iba a empezar con "solo fueron abusos físicos", como si eso fuera poco...! La verdad es que no hubo mas que agresión física, pero al querer provocar una reacción violenta por su parte y no hallarla nunca, inagináos con la brutalidad q le pegaba........... Incluso alguna vez lo llevé a mamporros hasta la puerta de su casa, lo recuerdo con rascadas y con alguna visita al hospital...
Bien, llegados a este punto, que pensáis de mi? Que era un pobre diablillo inconsciente? Carne de cárcel, tal vez? Que soy el hijodexxxx más grande q hay?
Si me lo permitís y no se os hace muy largo, os contaré como el destino, con su sabiduría iba a encargarse de ponerme en mi sitio. Ponerme en mi sitio, pero bien puesto. De un plumazo y sin cinturón de seguridad.
Desde luego la vida estaba apuntito de enseñarme que todo el mal que le haces a los demás tarde o temprano caerá sobre ti, y la justicia divina no tiene piedad. (igual q no la tuve yo)
A los 13 años me dijeron que pese a no haber terminado los estudios elementales, que por favor que me marchase de allí. Yo, contentísimo, los mandé a tomar viento, salí del colegio y como hacia cada ultimo dia de clase del año, tiré mi mochila con los libros y todas las cosas al contenedor de enfrente del colegio. Para mi no existían ni deberes, ni álbumes, ni tareas, ni exámenes, ni nada. Lo suspendía TODO. Creo que eran 7 o 8 suspensos. Cuando acababa el curso, tiraba la maleta a la basura y los mandaba a la mierda.
No obstante, ese año, en el ayuntamiento ayudaron a mi pobre madre, ofreciéndome una plaza en una especie de taller escuela de oficios, en el que chicos que no se interesan por los estudios pueden aprender algo de utilidad, y no están en la calle macarreando.
Pues muy bien, -puede ser interesante- me dije, y allí fui, pensando en que quizá las cosas de electricidad podían despertarme algún interés.
Pero cometí un pequeño error de cálculo. No me detuve a pensar en que clase de personas encontraría allí.
Resulta que en este centro acababan todos los abusones de los municipios de alrededor, toda la chusma que no querían en su casa y entraban en programa como personas en riesgo de exclusión social, osea la gentuza que era igual que yo, aunque en realidad eran mucho peor.
En cuanto me vieron me calaron inmediatamente como lo que era, un desgraciadillo sucio y asustado, como un pez entre pirañas.*
Había personas de etnias conflictivas, personas que rozaban el limite de la disminución psíquica, personas violentas, con problemas de drogas, etc. Todos tenían 14, 15 años.... Así que como veis, allí el pollito era yo.
No tardaron en empezar los problemas, las miradas, el miedo y el rechazo en mi cara, que me ignorasen cuando hablaba con cualquiera de ellos, como si no existiera... Las primeras agresiones, las botas con hierros, pasillos de collejas en los que me daban de ostias hasta hasta que se aburrían, los insultos, las amenazas, cogerme por el cuello, tener que robar cosas en mi casa, tener q llevar dinero, escupirme en la cara... Os han escupido en la cara alguna vez?escupir en la cara como está mandao, eh? Incluyendo ojos y boca, eh?
Os han bajado a patadas 18 personas por unas escaleras?*
Pffff, quitarme la ropa, hostias, miedo, hostias, insultos, miedo, hostias.....
Nunca he vuelto a ver a gente tan unida como esos chavales en mi contra. Todos eran aceptados y queridos en el grupo.*
Ahí empezó mi cambio, la vida me dio una valiosisima lección, en realidad a todos estos chicos les guardo mucha gratitud, porque de no ser por ellos hoy en día yo también estaría atracando farmacias y/o comiendo pipas en el parque.
Me marche de allí a los pocos meses, ya que los servicios sociales de mi municipio y mi madre me obligaron hasta que dije que me mataba, pero que no volvía ni un día mas.*
Las secuelas? Aun no voy por la calle tranquilo, no asisto a actos públicos y no piso determinados municipios o zonas. Y mira que han pasado 20 años...
Hace unos años estaba yo en un bar con unos colegas, y se me acercó un tío, con semblante agradable, tranquilo, seguro de si mismo. Se acercó, me saludó sonriendo, y me estrechó la mano. Tardé unos segundos en reconocer a ese tío fuertote, mas alto y mas bien hecho que yo... Era Jonás. *El tío me vió, y encima quiso saludarme, parecía no darle importancia a lo sucedido. Me entraron una ganas de llorar muy fuertes, le pedí perdón, le dije que tenía 12 años, que no sabia lo que hacia, que era un incomprendido, *que era un desgraciado, que lo sentía mucho....*
Jonás se reía, no le daba ninguna importancia, lo había superado perfectamente... Hoy en dia, de vez en cuando nos vemos por la calle, y siempre nos damos un abrazo y nos interesamos el uno por el otro. Tal vez algún dia pueda sincerarme con Marco, ya que creo que en algún momento de mi vida, necesitaré que me perdone.
Si habéis leído hasta aqui sois unos campeon@s. Creo que es una historia que merece la pena ser contada, ya que algunos de vosotros quizá os ayude saber lo que siente un abusador.
Hoy en dia trabajo en el sistema sanitario, y pongo hasta mi ultima molécula en tratar bien a las personas, respetarlas y cuidarlas.
Un abrazo, gracias x leerlo!!! Vaya ladrillo!!!!
si te lo has leído entero, tal vez quieras dejar tu opinión.