Ayer fue una noche extraña. Bajo la brillante luz de la luna que entraba por mi ventana, me senté en la oscuridad y de la nada me puse a llorar.
Eran lágrimas de verdad.
Hace tiempo que no lloraba así. Recordé todas las sensaciones y emociones que estaba intentando retener en un cajón al fondo de mi mente.
Entonces el cajón se desbordó. Estoy tan vacía, mi vida es vacía.
En silencio, en medio de la oscuridad y con la respiración atorada, pedí que no se me concediese un día más para vivir. O algo por lo cual no sentir que no estoy realmente en este mundo.
Ya no sé ni que hago aquí. SIENTO QUE NO TIENE SENTIDO. No sé por qué nací.
Podría llorar días, pero en vez de desahogarme termino ahogándome.
Estoy inundada, pero vacía.
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