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18-sep-2012
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Cita:
Iniciado por diegofernando_78
Creo en la inmediatez, un buen maestro dirá la verdad necesaria de la manera más corta posible y sin vueltas, no hay tiempo q perder tratando de convencer de algo a alguien
Quien esté listo para entender ésa verdad, la recibirá, quien nó... no la recibirá por más q le expliques toda la vida, y aunque parezca recibirla, no le será provechosa
Si ése "enfermo" del cuento sólo curará al ser sugestionado, al ser nuevamente sugestionado por la enfermedad, caerá enfermo de nuevo
Un buen maestro curará a ésa persona de ser "sugestionable"
Pero el cuento no trata de un buen maestro, sino de un chamullero, no es zen
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De hecho la mayoria de los cuentos que he puesto no son zen, son sufies, vedantas y misticos. Los cuentos zen o "koans" no tienen ninguna verdad, ni dicen nada, son subjetivos y entre mas iluminado sea uno mayor sentido tendran. Estan hechos de tal forma que no digan nada salvo lo que quieres que te digan, no hay verdad absoluta cada quien les da su propio sentido, eso es lo hermoso de los koans pero son dificiles de encontrar.
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18-sep-2012
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After Kakua visited the emperor he disappeared and no one knew what became of him. He was the first Japanese to study Zen in China, but since he showed nothing of it, save one note, he is not remembered for having brought Zen into his country.
Kakua visited China and accepted the true teaching. He did not travel while he was there. Meditating constantly, he lived on a remote part of a mountain. Whenever people found him and asked him to preach he would say a few words and then move to another part of the mountain where he could be found less easily.
The emperor heard about Kakua when he returned to Japan and asked him to preach Zen for his edification and that of his subjects.
Kakua stood before the emperor in silence. He then produced a flute from the folds of his robe, and blew one short note. Bowing politely, he disappeared.
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19-sep-2012
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19-sep-2012
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19-sep-2012
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El sultán estaba desesperado por no encontrar un nuevo recaudador.
- ¿No hay ninguna persona honesta en este país que pueda recaudar los impuestos sin robar dinero? – se lamentó el sultán.
Acto seguido llamó a su consejero más sabio y le explicó el problema.
- Anunciad que buscáis un nuevo recaudador, Alteza – dijo el consejero-
- y dejadme a mí el resto.
Se hizo el anuncio y aquella misma tarde la antecámara del palacio estaba llena de gente. Había hombres gordos con trajes elegantes, hombres delgados con trajes elegantes y un hombre con un traje vulgar y usado. Los hombres de los trajes elegantes se rieron de él.
- El sultán, por supuesto, no va a seleccionar a un pobre como su recaudador – dijeron todos.
Por fin entró el sabio consejero.
- El sultán os verá a todos en seguida – dijo -
- pero tendréis que pasar de uno en uno por el estrecho corredor que lleva a sus aposentos.
El corredor era oscuro y todos tuvieron que ir palpando con sus manos para encontrar el camino. Por fin, todos se reunieron ante el sultán.
- ¿Qué hago ahora? – susurró el sultán.
- Pedid que bailen todos – dijo el hombre sabio.
Al sultán le pareció extraña aquella medida, pero accedió, y todos los hombres empezaron a bailar.
- Nunca en mi vida he visto unos bailarines tan torpes – dijo el sultán -
- Parece que tienen pies de plomo.
Sólo el hombre pobre pudo saltar mientras bailaba.
- Este hombre es vuestro nuevo recaudador – dijo el hombre sabio-
- Llené el corredor de monedas y joyas y él fue el único que no llenó sus bolsillos con las joyas robadas.
El sultán había encontrado un hombre honrado.
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22-sep-2012
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El pingüino y el canguro
Había una vez un canguro que era un auténtico campeón de las carreras, pero al que el éxito había vuelto vanidoso, burlón y antipático. La principal víctima de sus burlas era un pequeño pingüino, al que su andar lento y torpón impedía siquiera acabar las carreras.
Un día el zorro, el encargado de organizarlas, publicó en todas partes que su favorito para la siguiente carrera era el pobre pingüino. Todos pensaban que era una broma, pero aún así el vanidoso canguró se enfadó muchísimo, y sus burlas contra el pingüino se intensificaron. Éste no quería participar, pero era costumbre que todos lo hicieran, así que el día de la carrera se unió al grupo que siguió al zorro hasta el lugar de inicio. El zorro los guió montaña arriba durante un buen rato, siempre con las mofas sobre el pingüino, sobre que si bajaría rondando o resbalando sobre su barriga...
Pero cuando llegaron a la cima, todos callaron. La cima de la montaña era un cráter que había rellenado un gran lago. Entonces el zorro dio la señal de salida diciendo: "La carrera es cruzar hasta el otro lado". El pingüino, emocionado, corrió torpemente a la orilla, pero una vez en el agua, su velocidad era insuperable, y ganó con una gran diferencia, mientras el canguro apenas consiguió llegar a la otra orilla, lloroso, humillado y medio ahogado. Y aunque parecía que el pingüino le esperaba para devolverle las burlas, éste había aprendido de su sufrimiento, y en lugar de devolvérselas, se ofreció a enseñarle a nadar.
Aquel día todos se divirtieron de lo lindo jugando en el lago. Pero el que más lo hizo fue el zorro, que con su ingenio había conseguido bajarle los humos al vanidoso canguro.
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22-sep-2012
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Cita:
Iniciado por MetalSinfonico
El pingüino y el canguro
Había una vez un canguro que era un auténtico campeón de las carreras, pero al que el éxito había vuelto vanidoso, burlón y antipático. La principal víctima de sus burlas era un pequeño pingüino, al que su andar lento y torpón impedía siquiera acabar las carreras.
Un día el zorro, el encargado de organizarlas, publicó en todas partes que su favorito para la siguiente carrera era el pobre pingüino. Todos pensaban que era una broma, pero aún así el vanidoso canguró se enfadó muchísimo, y sus burlas contra el pingüino se intensificaron. Éste no quería participar, pero era costumbre que todos lo hicieran, así que el día de la carrera se unió al grupo que siguió al zorro hasta el lugar de inicio. El zorro los guió montaña arriba durante un buen rato, siempre con las mofas sobre el pingüino, sobre que si bajaría rondando o resbalando sobre su barriga...
Pero cuando llegaron a la cima, todos callaron. La cima de la montaña era un cráter que había rellenado un gran lago. Entonces el zorro dio la señal de salida diciendo: "La carrera es cruzar hasta el otro lado". El pingüino, emocionado, corrió torpemente a la orilla, pero una vez en el agua, su velocidad era insuperable, y ganó con una gran diferencia, mientras el canguro apenas consiguió llegar a la otra orilla, lloroso, humillado y medio ahogado. Y aunque parecía que el pingüino le esperaba para devolverle las burlas, éste había aprendido de su sufrimiento, y en lugar de devolvérselas, se ofreció a enseñarle a nadar.
Aquel día todos se divirtieron de lo lindo jugando en el lago. Pero el que más lo hizo fue el zorro, que con su ingenio había conseguido bajarle los humos al vanidoso canguro.
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Muy buena!!
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22-sep-2012
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-¿Cómo es que usted se inició en la vida espiritual? –preguntó uno de los discípulos al maestro Sufi Shams Tabrizi.
-Mi madre decía que yo no estaba lo suficientemente loco como para internarme en un hospicio, ni era lo suficientemente santo para entrar en un monasterio –respondió Tabrizi.
–Entonces decidí dedicarme al sufismo, donde aprendemos a través de la meditación libre.
-¿Y cómo le explicó eso a su madre?
-Con la siguiente fábula: alguien le acercó un patito a una gata para que la gata lo tomara a su cargo. Este seguía a su madre adoptiva por todas partes, hasta que un día, ambos llegaron frente a un lago. Inmediatamente el patito entró en el agua, mientras que la gata, desde la orilla, gritaba: “¡Sal de ahí! ¡Te vas a morir ahogado!” Y el patito respondió: “No, madre, descubrí lo que es bueno para mí, y esto es que estoy en mi ambiente. Voy a continuar aquí, aunque tú no sepas lo que significa un lago.”
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24-sep-2012
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e dice, que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa.
¡Qué lugar tan agradable!
El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera y se topó con una puerta semiabierta. Lentamente se adentró en el cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto había 1000 perritos más observándolo, tan fijamente, como él les observaba a ellos. El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los 1000 perritos hicieron lo mismo. Posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido al ver que los 1000 perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él.
Cuando el perrito salió del cuarto se quedó pensando para si mismo:
- ¡Qué lugar tan agradable!
- Voy a venir más seguido a visitarlo.
¡Que lugar tan horrible!
Tiempo después, otro perrito callejero, entró en el mismo edificio y llegó a la misma habitación. A diferencia del primero, este perrito al ver a los otros 1000 perritos, se sintió amenazado, ya que lo estaban mirando de una manera agresiva. Posteriormente empezó a gruñir; obviamente los otros 1000 perritos grunieron igual que él. Comenzó a ladrarles ferozmente y los 1000 perritos le ladraron ferozmente.
Cuando este perrito salió del cuarto pensó:
- ¡Que lugar tan horrible es éste!
- ¡Qué perros más desdagradables y agresivos!
- Nunca más volveré a entrar allí.
En la pared de dicha casa, se podría ver un viejo letrero que decía:
- La casa de los 1000 espejos.
- Y es que todos los rostros del mundo son nuestros espejos.
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25-sep-2012
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na pareja de recién casados, se mudó para un barrio muy tranquilo.
La primera mañana en la casa, mientras tomaba café, la mujer vió a través de la ventana, que una vecina colgaba sábanas en el tendedero y dijo:
- ¡Que sábanas tan sucias cuelga la vecina en el tendedero!
- ¿Quizás necesita un jabón nuevo?
- Me agradaría ayudarla a lavar las sábanas.
El marido miró y quedó callado. Y así, cada dos o tres días, la mujer repetía su discurso, mientras la vecina tendía sus ropas al sol y el viento. Al mes, la mujer se sorprendió al ver a la vecina tendiendo las sábanas limpias, y dijo al marido:
- Mira, ella aprendió a lavar la ropa …
- ¡Qué bien!
El marido le respondió:
- Mmm … no es lo que piensas.
- Hoy me levanté más temprano y lavé los vidrios de nuestra ventana.
Maestro: todo depende del estado de la ventana, a través de la cual observamos los hechos. Antes de criticar, conviene que averiguamos si hemos limpiado el corazón para poder ver más claro.
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