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Antiguo 30-nov-2012  

Cita:
Iniciado por milosheyma Ver Mensaje
La ignorancia es atrevida...y lo de expandir la mente...muy cansado no?
Respecto a lo que decís los dos, conozco otro cuento, el segundo y último cuento sufí que he leído que viene a decir lo mismo que el otro pero de diferente manera. Espero que no este repetido, si es así...lo siento
A ver si os gusta

EL ELEFANTE EN LA OSCURIDAD

Dícese de una vez en que el sultán, deseoso siempre por ilustrar a su pueblo, mandó traer un elefante de la India, y para que el pánico no se apoderara de aquellas gentes que nunca habían visto un animal más grande que un caballo, mandó encerrarlo en un establo y envió, como primera providencia, a los cinco hombres más sabios de la ciudad a que lo examinaran, y seguidamente explicaran al pueblo lo que habían visto, para que fueran acostumbrándose a aquel fenómeno.

Los sabios fueron al establo a cumplir con el mandato del sultán. Era de noche y el lugar estaba a oscuras, y no tomaron la precaución de llevar lámparas con ellos. De modo que decidieron conocerlo por medio del tacto.

Cada uno de ellos, con las prisas por ser el primero en lanzar sus doctas explicaciones es a la gente palpó una parte distinta del elefante y una vez creyó saber de qué se trataba aquel fenómeno salió rápidamente a explicarlo.

– Ese animal es como una manguera –dijo aquel que tocó la trompa.

- No, no es así –replicó el que había tocado una oreja-. Es más bien como abanico.

- Ambos están locos –intervino el que sintió el lomo del elefante-. Eso es como un trono.

- Los tres están mintiendo –espetó el que había tocado una de las patas-. La única verdad es que ese animal es como una columna.

– ¡Qué equivocados están todos ustedes! – Vociferó el que tanteó uno de los colmillos–. Eso era duro y afilado como una lanza.

– Que absurdo –expresó el que palpó la cola–. Esa cosa es sólo como una cuerda parecida a una serpiente con un plumero al final para espantar moscas.

Y así comenzó una discusión acalorada entre ellos, porque todos afirmaban ser poseedores de la verdad y acusaban a los demás de locos o mentirosos. Y cada uno decidió darle un nombre distinto al elefante.

Rumí añade que si ellos hubieran llevado una vela encendida (una conciencia iluminada), no hubiesen tenido tantas diferencias de opinión entre ellos, ya que bajo la luz de la vela hubiesen podido contemplar directamente la forma completa del elefante.
Excelente! No conocía ése cuento.. sí había visto una ilustración referente.. relacionandola sobre las religiones y dios.. ahí va:




 
Antiguo 30-nov-2012  

Cita:
Iniciado por milosheyma Ver Mensaje
La ignorancia es atrevida...y lo de expandir la mente...muy cansado no?
Respecto a lo que decís los dos, conozco otro cuento, el segundo y último cuento sufí que he leído que viene a decir lo mismo que el otro pero de diferente manera. Espero que no este repetido, si es así...lo siento
A ver si os gusta

EL ELEFANTE EN LA OSCURIDAD

Dícese de una vez en que el sultán, deseoso siempre por ilustrar a su pueblo, mandó traer un elefante de la India, y para que el pánico no se apoderara de aquellas gentes que nunca habían visto un animal más grande que un caballo, mandó encerrarlo en un establo y envió, como primera providencia, a los cinco hombres más sabios de la ciudad a que lo examinaran, y seguidamente explicaran al pueblo lo que habían visto, para que fueran acostumbrándose a aquel fenómeno.

Los sabios fueron al establo a cumplir con el mandato del sultán. Era de noche y el lugar estaba a oscuras, y no tomaron la precaución de llevar lámparas con ellos. De modo que decidieron conocerlo por medio del tacto.

Cada uno de ellos, con las prisas por ser el primero en lanzar sus doctas explicaciones es a la gente palpó una parte distinta del elefante y una vez creyó saber de qué se trataba aquel fenómeno salió rápidamente a explicarlo.

– Ese animal es como una manguera –dijo aquel que tocó la trompa.

- No, no es así –replicó el que había tocado una oreja-. Es más bien como abanico.

- Ambos están locos –intervino el que sintió el lomo del elefante-. Eso es como un trono.

- Los tres están mintiendo –espetó el que había tocado una de las patas-. La única verdad es que ese animal es como una columna.

– ¡Qué equivocados están todos ustedes! – Vociferó el que tanteó uno de los colmillos–. Eso era duro y afilado como una lanza.

– Que absurdo –expresó el que palpó la cola–. Esa cosa es sólo como una cuerda parecida a una serpiente con un plumero al final para espantar moscas.

Y así comenzó una discusión acalorada entre ellos, porque todos afirmaban ser poseedores de la verdad y acusaban a los demás de locos o mentirosos. Y cada uno decidió darle un nombre distinto al elefante.

Rumí añade que si ellos hubieran llevado una vela encendida (una conciencia iluminada), no hubiesen tenido tantas diferencias de opinión entre ellos, ya que bajo la luz de la vela hubiesen podido contemplar directamente la forma completa del elefante.
Fantastico!. Nunca termina de asombrarme este cuento cada vez me dice algo diferente, aunque a decir verdad esta variacion del cuento no habia tenido el gusto de leerla.
 
Antiguo 12-dic-2012  

Era un venerable maestro. En sus ojos había un reconfortante destello de paz permanente. Sólo tenía un discípulo, al que paulatinamente iba impartiendo la enseñanza mística. El cielo se había teñido de una hermosa tonalidad de naranja-oro, cuando el maestro se dirigió al discípulo y le ordenó:

- Querido mío, mi muy querido, acércate al cementerio y, una vez allí, con toda la fuerza de tus pulmones, comienza a gritar toda clase de halagos a los muertos.

El discípulo caminó hasta un cementerio cercano. El silencio era sobrecogedor. Quebró la apacible atmósfera del lugar gritando toda clase de elogios a los muertos. Después regresó junto a su maestro.

- ¿Qué te respondieron los muertos? -preguntó el maestro.
- Nada dijeron.
- En ese caso, mi muy querido amigo, vuelve al cementerio y lanza toda suerte de insultos a los muertos.

El discípulo regresó hasta el silente cementerio. A pleno pulmón, comenzó a soltar toda clase de improperios contra los muertos. Después de unos minutos, volvió junto al maestro, que le preguntó al instante:

- ¿Qué te han respondido los muertos?
- De nuevo nada dijeron -repuso el discípulo.

Y el maestro concluyó:
- Así debes ser tú: indiferente, como un muerto, a los halagos y a los insultos de los otros.
 
Antiguo 13-dic-2012  

Un hombre tenía una mujer de carácter desabrido, sucia y mentirosa, que derrochaba todo lo que su marido traía a la casa.

Un día, este hombre, que era muy pobre, compró carne para obsequiar a sus invitados. Pero la mujer se la comió a escondidas, rociándola con un poco de vino. En el momento de la comida, el hombre le dijo:

- ¡Los invitados están aquí!
- ¿Dónde está la carne y el pan?
- ¡Sirve a mis invitados!

La mujer respondió:
- El gato se ha comido toda la carne.
- ¡Vuelve a comprar, si quieres!

El hombre tomó entonces al gato y lo pesó en una balanza. Encontró que el animal pesaba cinco kilos.

Exclamó:
- ¡Oh, mujer mentirosa!
- ¡La carne que he comprado pesaba también cinco kilos!
- Si acabo de pesar el gato, ¿dónde está la carne?
- Pero si es la carne lo que acabo de pesar, entonces …
- ¿adónde ha ido a parar el gato?
 
Antiguo 13-dic-2012  

Cita:
Iniciado por diegofernando_78 Ver Mensaje
Excelente! No conocía ése cuento.. sí había visto una ilustración referente.. relacionandola sobre las religiones y dios.. ahí va:




Que buena imagen, no la habia visto.
 
Antiguo 22-feb-2013  

-“Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa, que no tengo fueras para hacer nada. Todos me dicen que soy una calamidad, que no sirvo para nada, que no hago nada bien, que soy bastante tonto… ¿Cómo puedo mejorar?…¿Qué puedo hacer para que me valoren más?”

El maestro, sin mirarle le dijo:

- “!Cuánto lo siento, pequeño saltamontes. No puedo ayudarte, porque debo resolver primero mi propio problema. Si quisieras ayudarme tú a mí, podría resolver el tema con más rapidez y luego, tal vez te pudiera ayudar.”.

- “Encantado”– titubeó el muchacho, aunque una vez más sintió que volvía a ser desvalorizado y vio sus necesidades otra vez postergadas.

- “Bien”, asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo meñique izquierdo y dándoselo al chico, agregó:

- “Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debes vender este anillo y trata de obtener por él la mayor suma posible, pero nunca aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas”

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con cierto interés, hasta que decía el precio que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, unos se reían, otros daban media vuelta hasta que un viejito le explicó que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio del anillo.

Después de ofrecer la joya a más de cien personas y abatido por su fracaso, montó en el caballo y regresó. Entró en la habitación y dijo:

- Maestro lo siento… no pude conseguir lo que me pediste. Tal vez podría conseguir dos o tres monedas de plata, aunque no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo”.

- “!Qué importante lo que dijiste, pequeño saltamontes”- contestó sonriente el maestro. “Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo?. Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto daría por él. A pesar de todo lo que te ofrezca, nunca se lo vendas. Regresa aquí de nuevo con el anillo”.

El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo. Lo miró con lupa, lo pesó y luego le dijo:

- “Dile al maestro, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro”.

- ¿58 monedas??? Exclamó el joven.

- “Sí”- replicó el joyero- Sé que con el tiempo, podríamos obtener hasta 70, pero nunca si la venta es urgente.

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

- “Siéntate- dijo el maestro después de escucharlo. Tú eres como este anillo: una joya valiosa y única y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida, pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?.

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo meñique de su mano izquierda.

Moraleja:

A veces, evaluamos a la ligera tanto a las personas como a las cosas. A veces lo hacemos sin conocimiento de causa, creyendo conocer todo. A veces esperamos un regalo envuelto de una manera especial y al no recibirlo de esa forma, lo rechazamos mirando sólo el envoltorio y no vemos el valor del contenido. A veces, sólo a veces, respondemos con habilidad

Run Forrest Run.
 
Antiguo 05-may-2013  

Si tu compasión no te incluye a ti mismo,
es incompleta.

Buda.

Recuerde que usted no medita para "obtener" nada,
sino para "quitarse" cosas de encima. Lo hacemos,
no con deseo, sino con desprendimiento. Si "quiere"
alguna cosa, no la encontrará.

Ajahn Chah

Es más fuerte quien más sonríe.

Koan Zen.

No me preguntes a donde voy,
ya que viajo por este mundo
sin límites, donde cada paso que
doy es mi hogar.

Dogen

El que mueve montañas
empieza llevando piedras pequeñas.


Proverbio Zen

Cuando no hay enfado dentro,
no hay ningún enemigo fuera.

No desesperes nunca, jamás,
ni siquiera cuando estés en las
peores condiciones; porque de
las nubes más negras, cae agua
limpia.

Última edición por dadodebaja29145; 05-may-2013 a las 20:03.
 
Antiguo 10-sep-2013  

Un ratón se apoderó un día de la brida de un camello y le ordenó que se pusiera en marcha.

El camello era de naturaleza dócil y se puso en marcha. El ratón, entonces, se llenó de orgullo. Llegaron de pronto ante un arroyo y el ratón se detuvo.

- ¡Oh, amigo mío! ¿Por qué te detienes?
- ¡Camina, tú que eres mi guía!

El ratón dijo:
- Este arroyo me parece profundo y temo ahogarme.

El camello:
- ¡Voy a probar!

Y avanzó por el agua.
- El agua no es profunda.
- Apenas me llega a las corvas.

El ratón le dijo:
- Lo que a ti te parece una hormiga es un dragón para mí.
- Si el agua te llega a las corvas, debe cubrir mi cabeza en varios cientos de metros.

Entonces el camello le dijo:
- En ese caso, deja de ser orgulloso y de creerte un guía.
- ¡Ejercita tu orgullo con los demás ratones, pero no conmigo!
- ¡Me arrepiento! dijo el ratón
- ¡en nombre de Dios, ayúdame tú a atravesar este arroyo
 
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