Al levantarme miré por la ventana de mi cuarto y disfruté de la belleza de la vista, además que al venir al trabajo inconscientemente me puse a cantar lo que estaba escuchando con mi palm. He tenido pequeñas conversaciones amenas y agradables con mis compañeros de trabajo. He hablado de sueños (quiero decir que le conté a una compañera que soñe anoche con ella), exorcismos, balones de futbol y fotografía digital. Además que ahora una amiga del taller de teatro me escribe todos los días al celular para saber cómo estoy y entonces nos escribimos algo todos los días, así sean tonterías.
En general hoy estoy entonado con las personas que me rodean. A veces estoy propenso (o con ganas, no se) de buscar cualquier argumento en un comentario, mirada o pensamiento (porque a veces hasta me creo telépata) para amargarme el día, pero hoy no ando en esa tónica, es más hasta logré esquivar un brote que ya veía venir. Llegué a mi trabajo saludando a todos, incluso a los que casi no trato. Traje un papel de impresión glossy de calidad fotográfica para obsequiarle a una de las muchachas un trabajo en Photoshop que le hice en su cumpleaños con una foto que le tomé.
Pero quizás lo más positivo ha sido que he dejado atrás los dos últimas días, que francamente fueron de terror.
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