02-jul-2014
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En mi caso no es en "qué" sino en "QUIÉN". Y ese Quien es todo, como decía San Agustín:
"¿Quién eres pues tú, Dios mío, y a quién dirijo mis ruegos, sino a mi Dios y Señor? ¡Y qué otro Dios fuera del Señor nuestro Dios!
Tú eres Sumo y Óptimo, y tu poder no tiene límites. Infinitamente misericordioso y justo, al mismo tiempo fuerza y hermosura, estable e incomprensible, un inmutable que todo lo mueve. Nunca nuevo, nunca viejo; todo lo renuevas, pero haces envejecer a los soberbios sin que ellos se den cuenta. Siempre activo, pero siempre quieto; todo lo recoges, pero nada te hace falta. Todo lo creas, lo sustentas y lo llevas a perfección. Eres un Dios que busca, pero nada necesita.
Ardes de amor, pero no te quemas; eres celoso, pero también seguro; cuando de algo te arrepientes, no te duele; te enojas, pero siempre estás tranquilo;cambias lo que haces fuera de ti, pero no cambias consejo. Nunca eres pobre, pero te alegra lo que de nosotros ganas. No eres avaro, pero buscas ganancias; nos haces darte más de lo que nos mandas para convertirte en deudor nuestro. Pero, ¿quién tiene algo que no sea tuyo? Y nos pagas tus deudas cuando nada nos debes; y nos perdonas lo que te debemos sin perder o que nos perdonas. ¿Qué diremos pues de ti, Dios mío, vida mía y santa dulzura? Aunque bien poco es en realidad lo que dice quien de ti habla. ¡Pero ay de aquellos que callan de ti! porque teniendo el don de la palabra se han vuelto mudos.
¿Quién me dará reposar en ti, que vengas a mi corazón y lo embriagues hasta hacerme olvidar mis males y abrazarme a ti, mi único bien?
Ése es mi Dios
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Última edición por ana0989; 02-jul-2014 a las 03:45.
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