Si nuestra felicidad depende de ser personas sociables, tener amigos o pareja o cualquier otro tipo de relación social, siempre necesitará, por lo tanto, de los demás. La autarquía, eso de que somos responsables de nuestra propia felicidad como si fuésemos seres plenamente autónomos y capaces de sobrevivir por nuestra propia mano en el más absoluto vacío, puede sonar muy bien, pero a mí al menos me parece pura fantasía.
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