Bienaventurados seáis, mis queridos foreros, algunos veteranos, otros forasteros.
Heme aquí una vez más para crear halos de cálida luz vislumbradora a través de vuestras descarnadas y adorables almas.
Pero ésta vez no será tan diáfana mi ventana, pues el frío invierno peninsular que nos abraza estos días, ha empañado su cristal por el que pasa tímidamente la luz desprovista de toda radiación esclarecedora que os ilumine por completo. Por tanto, una sola manera existe para lograr empañarse del saber divino:
Tocad, queridos foreros, tocad. Acariciad con vuestros gráciles deditos la ventana hasta poder divisar la verdad tras ella. Sólo entonces podréis avanzar. Os mojaréis los dedos, y puede que se os entumezcan incluso, pero la recompensa será tan grande que pronto olvidaréis esa nimia incomodidad.
Usad vuestras manos para avanzar. El frío entumece, pero no congela y el agua moja, pero no ahoga. Adelante, es seguro. Pasad.