Acabo de descubrir este foro. He estado leyendo varios mensajes y me siento o me he sentido bastante identificado con ellos, es decir con vosotros.
Os contaré mi historia, aunque sea un poco larga para que me conozcáis mejor. A partir de los 18 años empecé a automarginarme y acomplejarme ante la realidad que me rodeaba (o que yo imaginaba). Mi círculo de amistades (los del colegio desde pequeño), empezaron a tomar un camino con el que no me sentía para nada identificado: "la izquierda abertzale" y fue en cierto sentido como si se hubiesen agudizado varias experiencias que tuve de niño en las que me sentí diferente porque mis padres eran de fuera del País Vasco.
Hasta que me empecé a aislar era una persona super-alegre y dinámica. Me juntaba con cualquiera. No me llevaba mal con nadie, aunque siempre simpatizas más con depende qué tipos de persona. El caso es que la gente empezó lo típico, a emborracharse, lo que unido al distanciamiento de mis compañeros me hacía sentir más diferente. Supongo que esa será la explicación o el razonamiento de porqué entré en esta espiral sin salida, porque no le encuentro otra explicación. Las pocas veces que veía a gente, no ya de las amistades de toda la vida, sino de amigos del pueblo, me decín a ver si me dejaba caer por tal sitio o hacíamos lo que fuera, pero a mí me daba vergüenza, porque me sentía observado por todos, como un bicho raro.
Empecé a estudiar una carrera en euskera, y pasé el peor año de mi vida (como mío personal, de "mis circunstancias". A pesar de haber estudiado en ese idioma toda mi vida, notaba como que no asimilaba los conceptos. Ahora que lo recuerdo, mi vida era ir a clase sin hacer caso, llegar a casa, echarme la siesta, jugar a la Play y ver fútbol si lo echaban. Y los fines de semana, dormía hasta las tantas, veía la peli de Antena 3, después jugaba a la Play y veía el partido de la Liga. Ahora que lo recuerdo es triste, pero tampoco puedo decir que me arrepienta, porque en ese momento era lo que sentía. Fue, si se puede decir, el único momento en el que he tenido lo que se podría llamar una depresión. A pesar de ello, me relacionaba con unos pocos compañeros (recuerdo especialmente un chico muy agradable), pero por lo menos me relacionaba.
Afortunadamente, dejé la carrera, o la carrera me dejó a mí, mejor dicho. Empecé a estudiar un ciclo formativo y ahí sintonicé con la gente. Me reía muchísimo (en realidad, a pesar de los problemas, esa ha sido una de mis mejores virtudes, reirme de todo) cuando estaba con ellos, pero me negaba a asistir a las cenas que se organizaban. Es como si, todavía guardase "fidelidad" al círculo de amigos de toda la vida y me sentía como si les traicionase. Suena absurdo, pero era así.
Afortunadamente, los estudios y la gente que conocí aquí hicieron que mi autoestima subiese bastante. Empecé a creer más en mí mismo, e incluso los propios compañeros y profesores empezaron a reconocerme cosas positivas. Me sentí respaldado incluso cuando mi madre enfermó de cáncer (cuando ya estaba a punto de finalizar los estudios). En este instante, es cuando mi vida se vuelve a empezar a rescebrajar.
Mi madre enferma y, sin llegar a hundirme, si que lo pasé mal. A pesar de todo, nunca renuncié a estudiar. Volví a empezar una carrera, porque tantos los profesores como los compañeros me veían capacitado para ello, y no me consideraba lo suficientemente formado como para entrar en el mundo laboral. A diferencia de la otra carrera, en esta ocasión empecé a tener muy buenos resultados, mejor de los esperados, y eso también ayuda. No estudiaba mucho y aprobaba. Conocí a gente también maravillosa, con algunos de los cuales aún mantengo el contacto (y no lo quiero perder por nada del mundo, es más incluso quiero recuperarlo con alguna compañera). Pero seguía sin querer saber nada de fiestas. Ahora que lo miro, si me hubiese gustado ese ambiente, hubiese sido bastante popular, porque casi siempre he hecho reir a la gente que estaba a mí lado. Si he perdido el contacto con mucha gente, ha sido única y exclusivamente por mi culpa. No hay más. De gente que me pedía el número de móvil y yo no tenía porque por cabezonería no quería tener móvil, de gente que me animaba a que fuese a fiestas y yo me negaba hasta ponerme borde. Supongo que es algo que nos ha pasado a la mayoría de nosotros.
El caso es que los años pasaron, y después de varios años, mi madre falleció. Cuando cada vez me encontraba mejor, me llegó el peor momento de mi vida.
Afortunadamente, me aferré a los estudios (noté un bajón tremendo nada más fallecer mi madre) y al final terminé licenciándome, lo que sirvió para que mi autoestima creciese un poco más, y sobre todo, para darme cuenta de que no era inferior a nadie. Me encantan los deportes, y es algo que también me ha ayudado bastante a superar lo malos momentos.
El tiempo ha pasado, y aunque no estoy completamente "curado", en gran parte porque la pérdida de contacto con la gente, me ha hecho un ser extraño en mi pueblo (ahí es donde radica mi problema, el pueblo de toda mi vida, con su gente y sus pensamientos inamovibles). Sin embargo, veo que aunque me haya costado voy encontrando poco a poco el final del túnel. Andar en bicicleta es un bálsamo para mí. Mi salvación y mi liberación. Os recomiendo a todos que practiquéis algún deporte, aunque solo sea por sentiros mejor con vosotros mismos.
Ahora tengo un trabajo que está bien remunerado, con buenas condiciones, soy funcionario (no fijo), y veo como gente que hace unos años me miraba por encima del hombro (a pesar de que soy alto, cerca de 1,90 y ellos fuesen chiquitines) ahora está en una situación en la que me siento superior a ellos, sobre todo en lo que se refiere a conocimientos. El hecho de seguir estudiando, me ha enseñado muchas cosas, un método de aprendizaje y junto al fallecimiento de mi madre, me han hecho cambiar mi filosofía de la vida. Algunos de esos que me seguirán tachando como un bicho raro ("ese seguro que anda todo el día metido en internet, bajándose pelis guarras, haciéndose pajas, jugando a la play. O cualquier cosa peor"), pero ahora les miro de frente y no rehuyo las miradas. Hay gente muy hipócrita que cuando quiere te saluda y cuando quiere pasa delante tuya mirando para otro lado. Hace unos años, esas cosas me afectaban muchísimo. Ahora, "me la sudan". Peor para ellos, yo no niego el saludo a nadie. Estoy seguro de que si fuesen un poco más abiertos y tolerantes, descubrirían en mí una persona que puedo aportar muchas cosas (como TOD@S VOSOTROS).
Todavía tengo herencias que arrastro del pasado, y que no me permiten ser una persona completamente feliz, pero dentro de lo que cabe, me rio muchísimo en el trabajo, y he aprendido a valorar mi tiempo de ocio (aunque haya veces en las que me siento solo y necesite compañía).
Me preocupo más por la gente, y les pregunto como están, aunque haya tiempo que no les vea porque me he dado cuenta de que cuando me lo preguntaban a mí no lo hacían con maldad. Aunque no se puede decir lo mismo de toda la gente. Ha habido mucha gente que ha querido hacer leña del árbol caído (típico ejemplo de que te preguntaban qué hacías el fin de semana, cuando sabían perfectamente no que no hacías otra cosa que estar metido en casa, acomplejado por tí mismo, y te volvían a preguntar intentando sacarte algo que era tu problema), pero he aprendido a separar el grano de la paja.
Cuando ahora que he encontrado este foro echó una vista al pasado, veo lo mucho que he avanzado única y exclusivamente gracias a mí, mi familia y algún amigo. Hace unos años, cuando llegaba de estudiar trataba de buscar el camino que menos transitado estuviera de gente. La gente me comía. Rehuía la mirada por mis miedos. Me daba vergüenza ir a cualquier tienda a comprar algo y mucho menos preguntar en un mostrador. Cuando comía en casa de mi abuela en las fiestas patronales, volvía nada más terminar de comer porque era cuando menos gente me encontraba y así podía encontrarme más tranquilo. No me arrepiento de lo que hacía, porque me permitía sentirme libre y sin complejos. En mi casa, mi soledad y yo. Si ahora volviese la vista atrás, cambiaría muchas cosas y sobre todo demostraría a gente muy mediocre que soy mejor persona que ellos (como los que estáis aquí), pero así fueron las cosas y así las viví. El hecho de vivir esta experiencia también me ha servido para forjar mi carácter y sobre todo para tener una capacidad de empatía importante.
Aún hay situaciones en las que me hundo, pero por lo menos hago cosas que hace unos años me parecían algo impensable. Trabajo de cara al público, y he estado 7 horas al día atendiendo a clientes. Si hace, por ejemplo, 5 años, alguien me dice que iba a terminar trabajando de cara al público hubiese pensado que estaba loco. Tengo claro que por muy malo que sea el momento que estás viviendo tienes que sacar algo positivo. Estando de cara al público me di cuenta de que TODA la gente tienes sus miedos (y los que no los tienen o no los aparentan, son los típìcos petardos) y que muchas veces confundimos miradas de inseguridad con desprecio, etc. Me pasó por ejemplo ver que había gente de la que tenías un concepto (trabajé en el mismo pueblo donde vivo) de gente seria y borde, y en realidad era todo lo contrario.
Al final, la historia se me ha hecho un poco larga, pero lo que quería comentar es que TOD@S somos capaces de salir de esta situación y tirar para adelante. Es muy importante aferrarse a algo, por muy absurdo que sea. A mí la bicicleta es algo que me ha dado mucha confianza. Cuando estoy encima de ella, a pesar de las pintas que lleve con el maillot y cullote, me siento practicamente invencible. Los deportes y los videojuegos también me han servido en momentos para sentirme mejor, y como no, la música. Eso junto al desarrollo de la propia vida, el fallecimiento de mi madre, el tener que trabajar de cara al público o con horario partido lejos de casa teniendo que comer en restaurantes, es algo que también ha hecho mi carácter más fuerte.
Hay situaciones en las que me siento muy vulnerable, pero con el tiempo, gracias a los estudios también, me he demostrado a mí mismo que soy capaz de muchas más cosas de las que yo creía (y por supuesto que la gente creía). Ahora me cuido mucho más, me doy cremas hidratantes para la piel, cuando hasta hace poco tiempo, lo consideraba algo de "maricas" por la influencia del pueblo donde vivo. Me siento mucho más liberado de prejuicios y también soy más abierto y dispuesto a expresar mis sentimientos (aunque me siga costando). Hay cosas que quiero cambiar, pero que me resultan complicadas. Por ejemplo, hay un "amigo" (yo le considero amigo, pero él no sé si me considerará así) con el que estaré eternamente en deuda. Se ha portado de una manera envidiable conmigo pese a que siempre le mostré mi peor cara (de esto si que me arrepiento y me arrepentiré toda mi vida). Perdí el contacto con él, pero hace poco le vi y estuve con él. Ahora le llamaría para invitarle a un espectáculo, pero no me atrevo a dar el paso, porque pensará que a cuénto de que viene que le llame (a pesar de que me él me insistiera en que le llamase). No tengo su teléfono móvil.
Cómo veis, salir es difícil, pero es posible. Yo estoy en el camino, hasta que otra de mis crisis autodestructivas destruya todo esto ;D, pero lo cierto es que la única manera de salir es con AUTOCONFIANZA y aferrándote a algo. Me da igual, pero agarraros a algo. Por ejemplo, el fútbol. Empezáis a ir a ver partidos de categorías inferiores y después, si podéis vais a ver algún partido de 1. división. Si podéis os abonáis. Aunque solo sean 2 horas de partido os servirá para evadiros y tener una perspectiva diferente de la vida. Volveréis a casa, y veréis que el resto de gente se sigue divirtiendo. Pues bueno, ya nos llegará el momento, pero eso os va a permitir por un lado distraeros, no comeros el coco y por otro tener algo que contar. Aficionaros, por ejemplo al montañismo. Con el tiempo conoceréis a gente que comparte vuestra propia afición. Si os sentís lo suficientemente valientes, podríais apuntaros a algún grupo de teatro amateur o al gimnasio, por poner unos ejemplos. Haced lo que queráis, pero no dejéis de hacerlo por el que dirán, ni porque os sintáis feos (estoy seguro que la mayoría de aquí si nos arreglasemos como hace mucha gente, seríamos bastante más atractivos que ellos), y sobre todo VALORAROS POR LO QUE SOIS. No dejéis que nadie os humille. A mí hace años en cuanto me decían algo me callaba, agachaba la cabeza y seguía hacía delante. Hace año y medio, cuando iba a trabajar (he trabajado en muchos sitios afortunadamente) una señora me insultó, me di la vuelta y le insulté con más fuerza. Recuerdo que me llamó "hijo de ****" y fue la gota que colmó el vaso. No me callé y me hizo sentir muy bien dentro de lo desagradable de la situación. Hay ocasiones en las que también tenemos que demostrar nuestro carácter, que con la jungla que es la sociedad hoy en día, si no se utiliza nos comen.
Perdonad por crear un hilo tan extenso, pero me sentía con la necesidad de contar mi historia y aportar mi granito de arena, para tratar de ayudaros, porque estoy convencido de que en una gran mayoría los que estamos en un foro así, somos buena gente.
PD: Si hubiese escrito este hilo hace unos años, lo primero habría mentido en los pocos que he dado. Ahora os puedo decir que son verídicos. Y segundo, hace unos años hubiese escrito este hilo, y me habría dado vergüenza pulsar el botón de Enviar.
MUCHOS ÁNIMOS!!!!
