El Pensador Libre:
El pensador libre es una persona ingeniosa y analítica. Normalmente es una persona segura de sí misma y no se deja influir por los conflictos y las críticas. Es perfectamente consciente de sus puntos fuertes y no tiene dudas de sus habilidades. La gente de esta personalidad suele tener mucho éxito en su carrera ya que es competente y decidida. El pensador libre es un excelente estratega; las consideraciones lógicas, sistemáticas y teóricas son su mundo. Está siempre deseoso de aprender y siempre se esfuerza por expandir y perfeccionar sus conocimientos en cualquier área que le interese. El pensamiento abstracto surge de manera natural en él; los científicos y los informáticos son a menudo de este tipo.
El pensador libre no es el tipo de persona que sale fácilmente de su caparazón. Hablar de su vida emocional no es uno de sus puntos fuertes. En cualquier caso, las relaciones sociales no son particularmente importantes para él; es feliz con tan sólo unos pocos y cercanos amigos que encuentran fácil compartir su mundo intelectual. Le cuesta establecer nuevos lazos. En el amor, necesita mucho espacio e independencia pero esto no significa que su pareja no sea importante para él. El pensador libre suele dar la impresión de ser frío y reservado; pero las apariencias engañan: no puede soportar que la gente cercana a él lo rechace. Prefiere las relaciones equilibradas y armoniosas con una pareja que comparta sus intereses y con quien pueda realizar sus visiones.
Tu tipología pertenece al grupo de los Pensadores introvertidos. Esta es una de las razones por las que prefieres trabajar solo. Esto no significa que no puedas prosperar trabajando en equipo, pero para ti siempre estará la tarea o la misión en primer plano y menos las personas que participen en ella. El trato con otros, la necesidad de adaptarte cada día a sus sensibilidades y circunstancias y las, a tu juicio, emocionalidades innecesarias - todo esto es para ti más bien una pérdida de energía no deseada, lo que te distrae a la hora de dedicarte por entero a lo que de verdad te interesa: analizar sistemas y procedimientos, explorar potencial de cambios, desarrollar nuevas ideas y aplicarlas en la práctica. En esto te distingues del segundo tipo de pensadores (el Pensador Analítico): A ti te encanta implementar por ti mismo tus conceptos y disfrutar de los resultados.
Por ello deberías buscar un área de trabajo en el que puedas abordar e impulsar proyectos desde la génesis hasta la culminación. Las situaciones difíciles las ves como un desafío que hace que pongas en marcha toda tu capacidad creativa. A menudo logras que tu chispa creativa y tu genialidad deje boquiabierto a tu entorno. Las estadísticas, la reglas y normas legales y las sistemáticas son tu mundo. Siendo así, y para ser un Pensador, tienes mucha orientación práctica y no vives en absoluto en una torre de marfil intelectual. Las teorías no relacionadas con la realidad carecen de interés para ti. Eres sobresaliente a la hora de prever las consecuencias de los procesos y, como el buen jugador de ajedrez, ves las jugadas con anticipación y decides en consecuencia por la alternativa adecuada. Una vez que has tomado la decisión de cómo abordar una cuestión, la defiendes a capa y espada y sin demasiados miramientos ni consideraciones, tanto hacia ti mismo, como hacia los demás. Con esta actitud tropiezas a veces con los demás y encuentras resistencia en otros colegas menos involucrados y menos orientados al éxito, pero rápidamente la apartas a un lado.
Los trabajos rutinarios y los procesos repetitivos te resultan tediosos; tienes la sensación de que esto ahoga tu creatividad. Tu determinación hacia el éxito y tu, a veces, excepcional ambición te llevan, no obstante, a asumirlo cuando lo consideras inevitable y de obligado cumplimiento. Con todo ello, a la hora de elegir profesión deberías prestar atención a que haya siempre cosas nuevas que hacer y que aprender y que tu función sea lo más variada posible. Dar soluciones ingeniosas a problemas es tu fuerte, no el trabajo en detalle. Tu curiosidad tampoco debería quedar nunca marginada; manejar información nueva es para ti tan importante como el aire para respirar, así como tener la sensación de que puedes ampliar y aumentar tus capacidades continuamente. Lo peor que le podría pasar a tu espíritu hambriento, sería realizar durante veinte años el mismo trabajo y con los mismos compañeros.
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