El Idealista Comprometido
El idealista comprometido es una personalidad extrovertida y servicial. Los demás la consideran muy afable y estimulante - especialmente porque siempre espera sacar lo mejor de los demás. Su humor, su energía y su optimismo atraen al resto de gente. El idealista comprometido es muy buen comunicador y por tanto se le da muy bien convencer y animar a los demás. Es por eso que casi siempre acaba por tomar el papel de líder en cualquier grupo al que se une. Esta personalidad suele generar personas muy carismática.
El idealista comprometido tiene una habilidad inusual para empatizar. Es tolerante y generoso con los demás; a veces tiende a idealizar a sus amigos. Intenta siempre adaptarse a todo el mundo y quiere que sus relaciones sean armoniosas y satisfactorias. Para conseguirlo, está preparado para invertir todos sus esfuerzos y poner sus necesidades en segundo plano. Como el idealista comprometido es muy amable, corre el peligro de sacrificarse y esforzarse demasiado por otros. En su trabajo, por tanto, debe tener mucho cuidado de no desarrollar el síndrome de burnout (quemado).
El idealista comprometido es una persona en la que confiar, bien organizado y a la que le encanta estructurar situaciones complicadas. Le cuesta encajar las críticas; se siente herido e incomprendido rápidamente. Su perfeccionismo también influye en su vida amorosa - busca de por vida a su pareja perfecta. Una vez que ha tomado la decisión, es una pareja fiel, equilibrada y muy cariñosa. Sin embargo, suele acabar con la persona equivocada y suceder que es explotada durante un largo tiempo antes de que la relación termine.
Perteneces a la tipología de Idealistas extrovertidos. Por eso te gusta trabajar en un grupo de gente variopinta, que te interesa y te inspira. A ti no te va el trabajo en un rincón solitario. Puedes y consigues ponerte fácilmente en el lugar de los demás y te gusta hacerlo, de forma que tu entorno capta inmediatamente lo importante y prioritario que para ti son las personas. Un trabajo orientado a equipos es para ti justo lo adecuado. Tu don de gentes, tu buen olfato para detectar la parte positiva y el potencial de tus compañeros y/o subalternos, así como tu predisposición a potenciarles y apoyarles con toda tu capacidad, les atrae rápidamente hacia tus metas. Los demás te piden consejo, disfrutan de tu estilo acogedor y se ponen con agrado a tu disposición. Dentro de tus posibilidades estás siempre a disposición para los que te necesitan, pues a ti te produce gran satisfacción poder ayudar a los demás, extraer lo mejor de cada cual o si es el caso intermediar en conflictos interpersonales.
Eres muy apto como mando; casi nadie puede resistirse a tu carisma, tu entusiasmo y tu capacidad para ilusionar y hacer que los demás te sigan. El mando autoritario no es tu estilo; tu forma de hacer es convencer a los demás del sentido y la importancia de un proyecto, logrando que te sigan libremente y con agrado. Por eso pones mucho empeño en despertar en los demás el espíritu de cooperación, lo que te resulta casi siempre fácil, dado tu talento para motivar a los demás. Los conflictos no te gustan en absoluto; necesitas armonía e inviertes mucha energía y tiempo para favorecer un buen clima laboral y unas relaciones armoniosas entre tus compañeros. También con clientes y clientes potenciales prefieres cuidar una relación amistosa y cordial, orientada al apoyo y a la confianza recíproca.
Para ti carece de sentido „llevarte a alguien al huerto“ para obtener ventajas económicas, prefieres mucho más generar una relación de „win-win“ (yo gano-tú ganas), en la que todos los intervinientes sientan la sensación de que han conseguido un éxito. Por eso se te conoce y valora como al jefe, al compañero o al interlocutor, siempre digno de confianza, fiable y tolerante. Entornos de actividad en los que es necesario emplear codos, imponer las cosas y entrar en una dura lucha de poder, no son adecuados para ti. A ti te hace infeliz estar en un entorno en el que haya continuas envidias, rencillas y un ambiente tenso.
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