Pues esto ya no es casualidad porque a mi me pasa lo mismo, desde siempre.
Yo recién cumplí los 30 y cada día estoy más harto de mi familia en general.
En mi caso ya no me siento tan desplazado o tan dolido por la actitud de mi madre, tal vez porque desde hace un buen tiempo no dependo de ella, sino al contrario.
Yo sostengo mi mini-casa-de-alquiler-compartido en la ciudad donde trabajo, y contribuyo para sostener la casa donde vive mi madre y un hermano huevón de 26 años, sano mentalmente (al menos, al grado de no tener ninguna manifestación psicosomática) y que vive como rey.
Mi lucha ahora es por el conflicto que me causa el dar un solo peso para el beneficio de mi familia, aunque en realidad me resulte más barato y hasta ahorrativo que tener una casa para mi solo, pues paso media semana allá y me evito los gastos de comida que tengo donde trabajo.
Este conflicto es producto de que aunque no es vieja aún, ya no la veo como una figura de autoridad o al menos digna de respeto filial, sino al contrario, y la falta de apoyo que me demostró cuando en su momento lo necesite, me hacen pensar que ayudarla a sostenerse ahora, y en su cercana vejez, es denigrante y hasta injusto para mi.... Lo peor del caso es que la ley y mi buen corazón (o mi estúpido inconsciente con remordimientos) están en mi contra.
Está advertida de que sus nietos, por parte mia, los conocerá -
quizá- en su lecho de muerte, porque las parejas que he tenido sólo son víctimas de crítica o por su aspecto o por su personalidad simplemente por mala costumbre, pero sí, a pesar de mi edad y mi autosuficiencia económica me insiste en salir con chicas que ella conoce y que le gustan, o a que forme ya una familia, a sabiendas que soy incapaz de cometer la irresponsabilidad de traer hijos al mundo con esta enfermedad a cuestas.
Ya ultimamente creo que madres de este tipo son un común denominador en nuestras enfermedades.
En fin...