Tengo miedo.
Un día creí despertar. Me levante y me di cuenta de que el mundo no era tan maravilloso como me habían contado. Vi el mundo gris, lúgubre, terriblemente hostil y solitario. Gentíos realizando sus quehaceres de manera casi automática y yo ahí en medio observando el panorama, la rutina aplastando mentes. Creí ser el único con los ojos abiertos en un mundo de gente que no quería ver.
Un día todo iba bien y al siguiente todo iba mal. Si hubiese sido así, habría pasado del blanco al negro, pero ya dije que lo que predomina es el gris. Una mancha aburrida y monótona, carente de significado y pese a ello abrumadora que lo envuelve todo. Por que pasó el tiempo y seguí despertando, cada vez un poco mas.
¿Es esto crecer? Le pregunte a mi padre y me dijo que hay fuerzas en el mundo que no se pueden comprender. Eso me hizo pensar. Miedo. En su explicación solo vi el miedo a la muerte. El mismo miedo que alimenta a todas las religiones.
Le pregunte entonces a mi madre. Ella me dijo que debemos vivir lo mejor que podamos, haciendo el bien a quienes nos rodean. Su respuesta calmó mi ansiedad durante mas tiempo.
Al igual que yo había gente que no creía en la justicia cósmica, y vivían sus vidas sin el desasosiego que yo sentía. O eso creía.
Ahora me doy cuenta de que mi madre ha puesto en el lugar de la religión a la fe en el ser humano, fe en la bondad de la humanidad. Pero yo no siento esa esotérica y gratificante recompensa al hacer el bien a los demás. No creo en Dios, no creo en el Karma ni en que el ser humano es intrínsecamente bueno. He vagado sin rumbo, tratando de encontrar mi personalidad. Ahora hago el bien desinteresado, ahora un acto de egoísmo. Y sigo sin sentir nada.
Algo si que siento: Miedo. Un miedo que no puedo apaciguar, no estoy aprovechando mi vida. ¿Se puede aprovechar la vida?¿Llega un momento en el que alguien esté preparado para morir?
No, claro que no. Solo se puede estar preparado para morir si se conoce el sentido de la vida, y la vida no tiene sentido. No hay una meta, no puedes darte plazos para cumplir un objetivo, por que de nada servirá lo que sea que hagas. Siempre desearás un día mas, una hora, un minuto.
¿Es esto crecer? Hasta el día de hoy siempre alguien había decidido en mi vida por mi. Cuando comer, cuando dormir, cuando y que estudiar. Ahora tomo yo el control, y estoy perdido. Se que no soy como los demás, y nunca lo seré, lo que para otros es fácil, para mi es imposible, lo que otros no ven, yo lo percibo con absoluta nitidez. Esta brutal melancolía ha acabado conmigo. Siempre he querido tener el control, y cuando lo tengo no se que hacer con el. Demasiado tiempo para pensar, demasiadas opciones, demasiada responsabilidad.
No lo intentaré, acepto de antemano la derrota. ¿Por que pelear si no hay victoria posible? Nunca ocurrirá ese algo que cambiara mi vida que secretamente anhelo y no se que es. No acepto embotar mi mente, cerrar los ojos y vivir como el resto de la gente. Soy un paria, la oveja negra de la humanidad, pero prefiero serlo a fingir que todo va bien.
