Más veces de las que hubiese deseado
. Lo peor, es que como soy callado y - dicen - tengo mirada que calma, es la perfecta combinación para considerarte una persona quien tiene entre sus virtudes la capacidad de escuchar.
He visto llorar a unas cuantas personas y contarme dramas peliagudos. Me encuentro con un sentimiento ambivalente: por un lado, me pregunto, ¿qué me importará la vida de aquella persona?; por otro, no puedo tolerar el sufrimiento cuando detecto es fruto de una injusticia. Suelo tranquilizar, subir algo la autoestima, ofrecer alternativas (pese a que ni yo mismo me las termine de creer, pero entiendo que a esa persona pueden funcionarle), trato de desdramatizar.
Recuerdo una vez una persona me contó cómo le pegaba su antigua pareja, no se me ocurrió otra idea que relatar mi proceso de acoso escolar. Se generó empatía, aunque luego me abrazase y me quedara helado. Cuando pasas de ser mero confidente a que te tomen cariño, ¡buff!
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