Yo también he tenido épocas hace unos años (no muchos) en las que era totalmente callada. Sobre todo en los momentos en los que había una tercera persona y yo pasaba a ser invisible. Así que de alguna manera también me ocurrió lo que a ti Quentin.
Todavía me ocurre, sobre todo en los trabajos, que siempre aparece el típico que hace el "comentario de siempre" - Oye pero tu no hablas mucho verdad? y vuelve la decepción. Automáticamente me empiezo a enviar mensajes negativos y se me quitan las ganas de conversar absolutamente más nada. Pero mira por donde, resultó que una vez me pasó una experiencia curiosa, la voy a contar por si les interesa.
- Justo terminando los estudios del FP tenían que enviarme unos 15 días a hacer prácticas a una empresa. Pues lo típico, no pasaron unos 3 o 4 días desde que empecé allí, y el increíble del jefe me dijo que yo no hablaba mucho. En ese momento eso me sentó bastante mal y se lo dije, de una manera bastante amable, pero le dije que era algo que la gente acostumbraba a decirme mucho y que ya estaba cansada de ello.
Pues bueno resultó que en el taller, en donde justamente yo tenía que estar, había dos chicos muy graciosos que se pasaban el día de risas y haciendo chistes. Eran bastante simpáticos y les gustaba sacarme conversación. Al principio yo contestaba poco o me limitaba a sonreír, pero con los días me fui soltando y empecé a compartir las risas con ellos y a seguirles el juego. La última semana ya me sentía tan a gusto que no quería subir a estar sola con el jefe, iba directamente al taller. Así pasaron los quince días.
En resumen, cuando quedaba un día para terminar las prácticas, recuerdo que uno de ellos me dijo que era la primera persona de todas las que habían pasado por ahí para realizar prácticas, que se había tomado bien sus bromas y hasta había compartido con ellos.
O sea, me estaban diciendo que yo había sido la más guay!!! Me estaban diciendo que por ahí había pasado gente más rara que yo!!! Me dijeron, que casi todos los demás se habían limitado a estar sentados frente al ordenador con caras serias y sin hablar ni una palabra.
Creo que fue uno de los momentos en los que mejor me han hecho sentir en un lugar. Y yo en realidad, tampoco pensaba que había hecho gran cosa. Al contrario, pensaba que más bien había hablado poco. El caso es que esa gente me animó mucho, todavía hoy si tengo oportunidad paso por ahí a saludarlos aunque nada tengo que ver con esa empresa. -
Esas cosas pueden ocurrir y ocurren, aunque no te garantiza que te vuelvan a decir lo anterior, pero te da más seguridad. Ánimo Quentin, que en cualquier momento te puedes encontrar con gente que te ayude y con la que puedas compartir.
saludos.