Después de mucho tiempo y un ingente esfuerzo, logré recoger los trozos diseminados de mi ser para reconstruirlo en un todo armónico, concentré en un solo punto mis deseos otrora desperdigados confusamente y fui capaz de ver con completa claridad cuál era mi más alto anhelo en esta vida, de manera que cualquier otro afán me pareció pura vanalidad que no merecía mi cansancio. Me enfoqué plenamente en este fortísimo anhelo, no tuve miedo de hacerme consciente del dolor que me produciría ver lo lejos que estaba aún de conseguirlo, porque entendí que sólo en esta alta consciencia de mi esperanza y mi desesperación podía empezar el camino a una mejoría ya sin reversas.
Pero qué se le va a hacer. Volvió a mi vida una mujer envenenada por dentro, y yo, inadvertido, confié en ella otra vez. No sé qué quiere conmigo, pero desde el momento en que notó que no estaba inscrita en los titulares de mi existencia, que no me quita el sueño ella sino que otros asuntos y alguien más, ha comenzado a manipularme y ya ha devastado buena parte de lo que llevaba avanzado. Me conoce como nadie, sabe de mis más hondos miedos e inseguridades a pesar de que nunca se los he comentado; y es astuta como nadie, sabe usar todo esto y ya lo está haciendo.
Aquí viene a cuento mi enorme debilidad. Considerando el daño que me hace debería ser capaz de deshacerme de esta mujer, debería poder sacarla de mi vida. Pero en gran medida dependo de ella. Es de las pocas personas con las que trato hoy en día, la única con la que conversar no es una tortura incómoda y carente de interés, porque dejando de lado el hecho de que es una verdadera zorra manipuladora, es muy atractiva, inteligente y divertida.
Sé que no les he dicho nada concreto en base a lo cual puedan verter su juicio, pues en gran medida esto fue sólo un desahogo.