Siento algo que pesa tanto que oprime mi pecho, encoge mi estómago, mi alma.
Siento tanta soledad que no puedo apenas respirar. Las lágrimas corren ahora mismo por mi rostro.
No tengo nada, no soy nada, no importo nada. Quiero amistad pero no soy capaz de pedirla! tengo una evitación de mierda que me impide gritar cuando lo necesito, y me impide expresarme cuando más hace falta.
¿Por qué agarro un teléfono y me quedo sin voz?, ¿por qué me da vergüenza cosas que a otras personas no les cuestas nada?, ¿por qué tiemblo o me entran sudores fríos ante situaciones aparentemente absurdas?, tengo tanta limitación que a menudo pienso que siempre será así, que moriré sintiendo esta tremenda soledad interior.
Morir... me ronda tantas veces esa idea que ha pasado de asustarme a parecerme atractiva.
Creo que, llegado el caso, poca gente me echaría de menos, llorarían algunos miembros de mi familia y poco más, el resto, esas personas que pasaron por mi vida o simplemente rozaron la idea de que me conocían se sorprenderían, sin más.
Pocas veces demuestro mis sentimientos, ni me gusta que me vean llorar. Este es un momento de desahogo, de tristeza, de desesperanza. No puedo parar de llorar y no tengo con quien compartirlo.
La soledad abraza, y su abrazo es gélido.