Estos personajes, sus histriones, sus maneras báquicas y temperamentales… me resultan aborrecibles. Es como la gamberrada del parvulario, el maquiavélico robo de la plastilina o los cubos y rastrillos. Ustedes saben (son listos) que el lenguaje nos amordaza y el pudor nos aprisiona igualmente. No postearé una foto de mi pene, no por pudor personal, sino por compromiso social. Tómese como una obra benéfica, pues ese era precisamente el destino marcado, mi telos, desde un primer momento. Dicho esto, aquí no hay nada que rascar. Un beso a la administradora. Ella sabe que la adoro.
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