Carta a un amigo.
Exactamente Edu, diste en la clave de todo este tema/asunto/problema. Todo resumido en esa palabra, que en realidad es un anglicismo, como restaurant lo es en francés. Ese concepto tan en boca en los últimos años explica como una pequeña frase puede traer consecuencias quizá mayores a las esperadas y conlleva al conflicto, a la confusión, a la mala fe y demás yerbas negativas.
No concibo entender a esta “cosa” como sencillamente un monstruo de la sociedad actual, tan violenta y peligrosa para los de adentro como los de afuera. Tan negativa social y emocionalmente similar a la ansiedad, para toda persona que lo padeció en carne propia.
Si algún día se consigue controlar o por lo menos debilitar la violenta fuerza de este monstruo, se lo recordara como una guerra civil puertas adentro de la propia sociedad, una peste negra que no distingue ni clase social, ni color de piel, ni culturas ni religiones, ni absolutamente nada, es violencia en su estado más puro y desalmado. No admite cura porque no se conocen sus causas ni su alcance real, es decir no entra bajo el rótulo de enfermedad, es quizás una pandemia social, pero el que pueda concebir tal cosa debería ser capaz de definirlo claramente, y no hablo de una definición de diccionario en donde entrarían en juego cuestiones semánticas y del lenguaje.
Y mi historia no es más que otro triste episodio de acoso escolar.
Una reflexión
Estoy seguro que demasiadas veces te habrás preguntado alguna de estas cuestiones. ¿Tiene solución? ¿Si la tiene, quien tiene las herramientas para encarar tan titánica tarea? ¿Y si no la tiene como aprender a convivir en esta sociedad sin tener en cuenta por un momento que problemas le sobra y políticos capaces e inteligentes le falta?