Aclaraciones:
Espero que os ayude mi reflexión y el tiempo que me tomo; a mí me ayuda a recordar y eso es suficiente.
Este será mi último mensaje en este foro de disparidad y de fobias, porque además de no tener tiempo para leer o para escribir, sea cual sea la calidad del texto, no me gusta el ambiente en general: el contexto. Salvando aisladas las exepciones, pocas y muy inciertas.
Hace unos meses, bastantes meses, descubrí cual era el error conceptual de Anneo en sus hipótesis sobre la vida, dejé de ser su amigo y desde entonces lo guardo de sí mismo. Limpio sus manos, custodio sus escritos y dibujos; y pago la condena. Eso es todo.
Anneo era un artista, ya os lo dije, y no solamente así lo creía Anneo y lo creo yo sino que muchas personas muy influyentes y no en el arte también. No os voy a contar la historia de Anneo, sus aventuras y desventuras, pero sé que os digo: Anneo trabajó muy duro casi sin darse cuenta.
Un día descubrió que no sabía donde empezaba un B y un C muy importante para él y donde comenzaba A. Lloro sin placer, con toda la amargura del mundo, sintió por primera vez el remordimiento verdadero; su falta de sensibilidad y su egoismo. No había vuelta atrás e imploraba a la Vida que lo perdonase porque no había palabras, ni motivos, ni justificación alguna pra lo que había hecho.
Entonces comenzó a olvidarse de A, B y C y dijo:
somos un abecedario al completo. Yo no soy A, ni B es B, ni C es C. Somos personas iguales y el dolor o la alegría nos afecta de la misma forma.
¿Se hizo fuerte entonces?
No, todo lo contrario, se hizo muy vulnerable y al comprenderlo comenzó a protegerse. Entonces ocurrió algo mágico. Sus manos no eran ya suyas, ni su montaña, ni siquiera su camino. Nada era suyo; nisiquera F, L o K.
Comenzó a ser amable con los demás y aprendió a perdonarles todo.
Podría ahora hablaros de mí, pero prefiero no hacerlo. Supongo que entendeis porqué. De no ser así volved a leer en otro momento este mismo texto, aunque dentro de algunos años.
Para concluir, os doy las gracias por leer hasta aquí. Me despido y os deseo de todo corazón que tengáis un B y un C que no os perdone, o de hacerlo, sea lo suficientemente duro como para abandonaros para siempre. De otro nunca seréis vulnerables.
Un saludo y hasta siempre.