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Antiguo 08-feb-2006  

PARA MODIFICAR LOS SIETE RASGOS NEGATIVOS DE LA PERSONALIDAD

Es posible que para usted éstos no sean los rasgos más negativos y está en lo cierto. Pero por algunos había que iniciar y elegí los siguientes: la susceptibilidad, la desconfianza, la impulsividad, el pesimismo, el egocentrismo, la timidez y la duda.

Pasemos a detallar cómo estos rasgos influyen de forma negativa en nuestras vidas.


La susceptibilidad es aquel rasgo del carácter mediante el cual el sujeto se convierte en una esponja para recoger... todo lo malo (real o que él se imagina). El susceptible siempre o casi siempre se siente herido, despreciado, humillado por cuestiones insignificantes, como puede ser no darle los “buenos días” a él en específico; porque, como puede ocurrir, se olvidaron de su cumpleaños; porque, con justeza, le hicieron una llamada de atención; porque el hijo, de tres años de edad, le dijo que no lo quería y que ella o él no era su mamá o el papá, cosa que dicen la mayoría de los niños a esa edad, pero el susceptible lo toma en serio; y así sucesivamente.

Debido a este carácter tiene lógicas dificultades en sus relaciones interpersonales, pues no hay manera alguna de quedar bien con él. Un rasgo que lo complementa es la manipulación: casi nunca dice las cosas tal y como ocurren, sino que las “arregla” según su modo susceptible de pensar. Y con frecuencia trata de involucrar a otros en sus problemas en los que, desde luego, él siempre lleva la peor parte, es decir, es la víctima. “Usted me hizo tal cosa”, “Usted me ofendió”, “Usted me maltrató”, “Usted piensa mal de mí”, “Yo no le caigo bien”, “Usted la tiene cogida conmigo”, “No me quieres como antes”, “Sí, yo lo hice todo mal pero usted no tenía que llamarme la atención de esa manera”. Ésta es una característica muy acentuada en él y es lo que yo denomino “tener la susceptibilidad en la punta de la nariz”, pues se hiere mucho por lo que se le dice y no por lo que hizo para merecer que le dijeran tales cosas. Está muy alerta de cómo le dicen las cosas y no de cuál es el contenido de lo que le dicen. Esto obviamente también le ocasiona dificultades.

Hay que saber ser susceptible y una buena forma es siéndolo en relación con uno mismo, no con los demás, lo cual es una manera de defenderse. Es muy útil preguntarse: ¿Por qué me duele lo que me dicen y no lo que hice para que me lo dijeran? Para empezar a cambiar éste pudiera ser un buen recurso.


La desconfianza es otro rasgo que, cuando no está bien proporcionado, se convierte en un martirio para quien lo padece. Se trata de la falta de confianza en sí mismo y en quiénes le rodean. Al faltarle la confianza en los demás, el desconfiado pensará que le tratan con hipocresía, le dicen sólo una parte de las cosas y le ocultan información; piensa, cuando entra en la oficina y los demás se callan, que estaban haciendo algún comentario malintencionado de su persona; considera las palabras amorosas dichas por su pareja un medio para obtener algo, y no porque las siente y porque le quiere, piensa incluso que “algo” está pasando, pues “ella no es tan cariñosa” y debe haber “gato encerrado”. No puede tener amigos porque también desconfiará de ellos.

La falta de confianza en sí mismo se observa disfrazada de orgullo y autosuficiencia. Considera merecerlo todo y desprecia lo que no está a la altura de su supuesto valor. La inseguridad propia del desconfiado explica los celos, al pensar que otra persona con sus atributos es capaz de hacer sentir mejor a su pareja que él.

No hay otro remedio para este rasgo que comenzar a confiar. Trate de intentarlo al menos, pero de buena fe, no para decirse usted mismo que hizo lo que le sugirieron y no resultó.


La impulsividad está en las personas que no meditan sus acciones y se dejan arrastrar por el primer impulso; imagínese cuántos inconvenientes puede acarrear este rasgo de la personalidad si no se maneja adecuadamente.
El impulsivo se comporta como un toro en el ruedo, que con sólo moverle la capa embiste con una furia propia de lo que es: una bestia. Y por desgracia se encuentran personas con tal comportamiento: acaban, ofenden, agreden, ya sea física o verbalmente, a quienes le rodean, por motivos frente a los que se pudiera haber reaccionado de una forma más civilizada. Él será el erizo dispuesto a pinchar al más mínimo roce, por lo que sus relaciones con los demás se verán afectadas de manera sensible.

Esta persona es un esclavo de sus impulsos, es su caballo, no lo que debiera ser: el jinete de sus emociones. Sería aconsejable para ella hallar el control de sus impulsos por todos los medios, incluyendo los psicofármacos, muchos de los cuales han sido utilizados frecuentemente con magníficos resultados en este sentido.

Busque ayuda en un psiquiatra para aliviar este rasgo y sus consecuencias cuanto antes.


El pesimismo es una disposición anímica que lleva a pensar siempre lo peor. El pesimista es aquella persona que se deja dominar por el pesimismo. Imagínese cómo puede ser su mundo si todo lo ve con gafas oscuras; piensa que nada le saldrá bien, que no tiene sentido luchar si no va a obtener éxito, está derrotado antes de iniciar la lucha. Es un perdedor nato. Pierde porque lleva en él la predisposición y la disposición para la derrota y no hace otra cosa que reafirmarla con sus actos.

Al pesimista le ocasiona gran dificultad mantener adecuadas relaciones interpersonales, pues todos tratarán de evitarlo. Su discurso sombrío, sus puntos de vista derrotistas, sus lamentaciones, no son del agrado de los que tienen una manera diferente de comportarse ante la vida, y son la causa de las dificultades referidas. Tiene una imagen negativa de sí mismo y del mundo, al que considera frustrante, competitivo, exigente, agresivo. Su visión de las expectativas futuras es mala y las imagina muy difíciles, con sufrimientos, privaciones, fracasos, etc.

Sería útil para el pesimista tratar de probar que la vida es realmente una “basura” o que él no sirve para nada. La imposibilidad de demostrarlo, quizás pueda enseñarle lo absurdo de sus pensamientos, que le generan el pesimismo y lo refuerzan.


El egocentrismo es otro rasgo que puede dificultar el desarrollo individual. Ego significa yo, y centrismo, el centro. Egocéntrico es la persona que se considera el centro y todo debe girar alrededor de él. El niño pequeño es, por naturaleza, así y es lógico, pues requiere de cuidados constantes para su supervivencia.

Resulta muy difícil establecer relaciones interpersonales armónicas con un egocéntrico, pues se cree lo mejor, lo más importante, sus puntos de vista son los más adecuados, sus necesidades son las principales que hay que satisfacer, todo tiene que ser subordinado a él, tiene que ser “el ombligo del mundo”, esto es, de la pareja, de la familia, del grupo de amigos. A él hay que tenerlo en cuenta para todo y rendirle cuenta de todo. Sus dolores son los mayores, sus problemas no tienen comparación, sus sufrimientos no tienen límites. Como se evidencia, la tendencia a la exageración es parte intrínseca del individuo egocentrista.

Pero nadie es el ombligo del mundo y él no debe creerse que lo es. Y si se lo hacen creer es para hacerle el juego y lo tratan como si fuera un anormal o un bebé, quien sí lo necesita. En el adulto estas actitudes son anormales y es conveniente que haga consciente su necesidad de reclamar atención, independientemente de las diversas formas que utilice para ello, como el llanto, el enojo, la simulación de determinados malestares o la exageración de síntomas banales, etc. También tiene que enfrentar, además de lo anterior, que él puede ser el centro para un grupo de personas, pero no para todas, o durante un tiempo, pero no siempre.


La timidez es otro rasgo que trae innumerables dificultades interpersonales a quien lo posee de manera relevante. El tímido padece de ella y eso significa encogimiento, temor para establecer relaciones, para decir lo que piensa, para exponer sus puntos de vista, para defender sus derechos, para competir con otros; también lo tendrá de estar en grupos, sentirá pena por todo, y esas actitudes harán que sea visto como “el raro del grupo” o se le tendrá lástima o compasión por esa forma de ser. Pero la lástima y la compasión no son afectos normales entre los seres humanos. Luchar contra la timidez no es tarea fácil, pero tampoco imposible.

A continuación se ofrecen algunos consejos para ir venciendo este rasgo.
• Hable hasta por los codos cuando se encuentre entre los familiares y amigos que le quieran bien y ante los que usted no tenga gran temor de manifestarse.
• Hable hasta por los codos ante desconocidos que probablemente no vuelva a ver y cuyas opiniones sobre usted no son determinantes ni influyentes en su vida.
• Hable hasta por los codos que es preferible hacer el ridículo algunas veces y no estar haciéndolo durante toda la vida.


La duda es el último rasgo que se analizará. Hay personas con carácter dubitativo y siempre están pensando si lo que hicieron estuvo bien hecho o no, si cerraron la puerta o la dejaron abierta, si dicen sí en determinado asunto o dicen no. Son esas personas que para tomar una decisión, la piensan tanto y hasta en los últimos pormenores que cuando se deciden ya no es el momento de tomarla.

Reflexionar es bueno y pensar antes de hacer las cosas también lo es, pero no es ni regular disfrazar la duda y la indecisión con ropas de reflexión. Y eso ocurre con quien duda; por su inseguridad tiene que pesar y sopesar hasta el último de los detalles buscando lo que no tiene: seguridad.

Este rasgo es dañino pues se acompaña con frecuencia de rumiación de ideas y el cerebro literalmente no descansa, porque estará pensando en los pro y los contra; por ello, siempre estarán preocupados, tensos; incapaces de bromear, de disfrutar. Y esto a la larga, les llevará al cansancio mental.

Los siguientes consejos les pudieran ser útiles:
• Tome las decisiones en conjunto con personas en las que tenga plena confianza.
• Recuerde que no se puede tener la seguridad absoluta de acertar en todas las decisiones.
• Tomar una decisión inadecuada no es el fin del mundo y no es usted el único que comete errores.
• Aprenda a reírse de sus propias dudas y trate de mirarse desde fuera.
• Sea tolerante con usted mismo, no sufra del llamado complejo de Dios o de la perfección en todo momento.
• Practique ejercicios físicos y técnicas de relajación.

Finalmente, si usted tiene alguno de los siete rasgos muy acentuado, debe darse a la tarea de eliminarlo.
 
Antiguo 08-feb-2006  

La duda no es tan negativo, al contrario la duda lleva a impulsarte, a elegir. Como presintoma está bueno dudar y desconfiar para evitar tormentos.

Hay cosas que estoy de acuerdo y otras que no en este articulo que pare un dogma.
 
Antiguo 08-feb-2006  

En mi opinión, la timidez puede ser o resultar de un conjunto de otros rasgos - susceptibilidad, desconfianza, pesimismo y egocentrismo. Estoy de acuerdo con la descripción de los otros seis rasgos negativos, ya que si exagerados le hacen sufrir mucho a uno, pero en lo que dice sobre la timidez no estoy completamente de acuerdo, porque si bien también trae sufrimiento, la veo más bien como un tipo de personalidad, una forma de ser, y que debe, como mínimo, ser respetada como tal y no tratada como algo digno de lástima o compasión.

Creo que todos tienen el derecho a ser diferentes, ya sea en el físico, en sus necesidades, en su forma de pensar, y por supuesto en su forma de ser. Si yo no creo que competir, hablar mucho, tener una vida social ajetreada valgan la pena, no tengo porque forzarme a ser así o a como se supone que lo es todo el mundo.

Antes que centrarme en "eliminar" mi timidez, prefiero centrarme en bajar el nivel de los ragos negativos que he nombrado arriba, y les añado uno, que quizás ya esté incluido en la desconfianza, pero que es específicamente el temor, el miedo a hacer las cosas que me gustaría.

Así que prefiero no tratar de dejar de ser tímida, prefiero tratar de sentir menos miedo, cerrar los ojos y lanzarme, confiar más en las otras personas - y para ello dejar de verlas como "malas", tener conciencia de que lo que me pasa en la vida no es lo más importante en el mundo ni mucho menos, que todo pasa, incluso lo malo, y, antes de juzgarme a mí misma, dejar que los demás lo hagan, sin que ello afecte el concepto que tengo de mí misma.
 
Antiguo 08-feb-2006  

Vamos a ver...recuerdo que solo somos seres humanos...Y que el termino medio es el camino ,es decir.; habra momentos que uno sea suceptible y otros no ...en otros se desconfiara ..es normal sino mal vamos...y en otros se confiara. el egocentrismo tambien es necesario en su justa medida....¿vas a venir tu a ayudarme o a darme algo a mi? y asi con lo demas, ademas la timidez en la mayoria de los caso esconde bondad.
 
Antiguo 15-abr-2009  

el de la desconfianza lo tengo en abundancia.
 
Antiguo 15-abr-2009  

Pues en mayor o menor medida, creo que tengo todos, menos el pesimismo.
 
Antiguo 15-abr-2009  

Los rasgos de personalidad tienen una funcion concreta y necesaria y se compensan unos a otros no son negativos en si, se vuelven negativos cuando se salen de madre por exceso o defecto ya que dejan de cumplir su funcion. La duda por ejemplo nos hace reflexionar y detectar errores pero si es excesiva nos impide hacer cosas que si deberiamos hacer, y si es nula nos llevaria el exceso de impulsividad y viceversa xD
 
Antiguo 15-abr-2009  
No Registrado

Yo soy susceptible, desconfiado, pesimista y timido ¿Que hago?
 
Antiguo 17-abr-2009  

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Iniciado por No Registrado Ver Mensaje
Yo soy susceptible, desconfiado, pesimista y timido ¿Que hago?
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Antiguo 17-abr-2009  

Realmente yo no considero q soy demasiado susceptible,a mi solo me duele q me humillen,ni impulsiva,hombre alguna vez si,pero yo diria q es mas bien naturalidad,timida no me considero,aunque dada las circunstancias si me retraigo,pero en condiciones normales soy mas bien descarada.Pesimista no me considero sino me habria suicidado,pq no me gusta no ver luz al final del tunel.
En cuanto a lo q podria afirmar de mi,diria q soy desconfiada,pues si,como no lo voy a ser si la gente se porta mal conmigo!,dudas me entran por supuesto,pero en general tengo las cosas claras.Egocentrica? Pues,bueno yo con esta historia estoy aprendiendo mucho de mi,y realmente me gusta como soy,se q valgo mucho como persona y q estoy en el camino.
 
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