Primera voz (de acuerdo a lo que me dice el psicólogo): "¡Sí puedo, sí puedo, sí, sí! Yo soy todo lo que yo desee ser, y deseo ser un ser reservado pero sin temor al contacto con otros."
Segunda voz (mi conciencia): "No lo creo. Ahora incluso tengo el don de ahuyentar a la gente, ya no digo no proponiéndomelo, sino arrastrando todo el tiempo la paranoia de no cometer errores para no alejarlas de mí, para que al final, se alejen de todos modos. Aunque, bueno, tal vez pueda... algún día lejano."
Tercera voz (mi subconciente): "Ni de broma. Estoy muerto."