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16-oct-2013
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Hola, soy nuevo en el foro. Lo cierto es que tenía pensado desahogarme y explicar todo lo que me pasa pero me ha salido un texto bastante largo, así que de momento voy a postear solo la parte que trata de mi experiencia con los antidepresivos. Ya pondré lo demás en otro hilo. Ahí va.
Tengo veintitantos años, y durante tres de ellos estuve tomando antidepresivos. Ahora hace tres años largos que los dejé, y todavía tengo secuelas. Pequeñas o grandes, según se mire, pero frustrantes al fin y al cabo.
Mi consejo es que, si estáis pensando en iniciar un tratamiento con antidepresivos y tendéis, como yo, a autoanalizaros y a preocuparos por cualquier empeoramiento de vuestras facultades mentales, no lo hagáis. Va a ser peor el remedio que la enfermedad, y seguiréis sufriendo las consecuencias mucho tiempo después de dejarlos. Se supone que ayudan a superar la depresión, pero no hay nada más deprimente, para alguien que además se supone que tiene tendencia a deprimirse, que sentir que esta maldita droga está actuando en tu cerebro como un elefante en una cacharrería, destrozando todo lo bueno que pueda haber en él, mermando tus capacidades, haciendo que todo te dé igual e impidiendo que te impliques verdaderamente en nada, que experimentes el mundo con intensidad, que te sientas parte de aquello que perciben tus sentidos y que se llama realidad.
Yo he tomado mi función sexual como termómetro de la recuperación de mi antiguo yo, el yo no medicado. Cuando estaba en tratamiento con el antidepresivo (paroxetina), a duras penas podía alcanzar un orgasmo, y cuando lo hacía, sentía bastante menos placer de lo habitual. Cuando tomaba las dosis más altas, no podía eyacular en absoluto, y hasta llegaba a notar cierto dolor en los testículos por ello. Con dosis más bajas (10 mg, que era media pastilla), lo conseguía una vez a la semana, como mucho. Ahora, tres años después, empiezo a notar que disfruto del sexo (a solas, claro) casi como antes. Solo ahora, y solo casi. ¡Tres años!
Tengo la teoría de que, para un hombre, su deseo sexual es un mecanismo fundamental, profundamente enraizado en el cerebro como base para casi todo lo demás. Si no tienes deseo sexual, no tendrás deseo de hacerte valioso para el sexo opuesto, con lo que no tendrás motivación para hacer nada. No porque conscientemente lo pienses, sino porque los mismos circuitos cerebrales que controlan tu deseo sexual (o, más concretamente, tu función sexual en general) también cumplen muchas otras funciones relacionadas con tu grado de energía y de actividad. Por ejemplo, en mi caso, antes de medicarme, una de las cosas que más energía me daban era fantasear con alguna chica que me gustara e imaginarme, ya no teniendo sexo con ella (que casi me parecía algo demasiado explícito, a la vez que lejano, como para resultarme sugerente), sino simplemente dándole mi cariño y haciéndola reír. Esas fantasías me ayudaban a conciliar el sueño por las noches, a relajarme. No solo las fantasías con mujeres, sino también, aunque con menos frecuencia, fantasías de éxito, de vida tranquila, de un futuro en el que pudiera desarrollar mis capacidades. Ahora, esa capacidad mía de ensoñación se ha nublado, y esa sensación de tener un muro mental que bloquea mis fantasías (y no solo mis fantasías) es tan física, tan antinatural, tan definida, que es imposible dudar que la causa haya sido la medicación, si es que podía haber alguna duda.
Pues bien, como decía, mi función sexual es un buen termómetro de todo lo demás. Hay muchas otras cosas en las que siento que he ido recuperando muy poco a poco mi auténtico yo, y en casi todas ellas dudo que llegue a recuperarlo del todo. Por ejemplo, tengo más ansiedad y más angustia que antes de medicarme, y sé que es consecuencia de la medicación porque es la misma sensación que tenía cada vez que reducía la dosis: mi cuerpo estaba acostumbrado a esa droga y reaccionaba a la retirada con angustia y ansiedad, y estas no han llegado a desaparecer, o mejor dicho, a volver a sus niveles anteriores, que eran altos pero más soportables. Además, el antidepresivo me creaba una euforia artificial que me impedía concentrarme como antes, me hacía divagar sin centrarme en nada, y esa euforia, que podía ser algo hasta positivo mientras estaba drogado, se convierte, sin el extra de energía que te da la droga, en disforia (buscadlo en wikipedia, jeje), en una inquietud, un desajuste por el cual sientes que quieres hacer cosas, que no estás a gusto sentado sin hacer nada, pero al mismo tiempo no soportas hacer nada por que esa misma euforia negativa te hace estar como acelerado, sin la pausa necesaria para poner cuidado en lo que haces y tener los cinco sentidos en ello, y a la vez desasosegado, sin la presencia de ánimo para hacerlo aunque pudieras "desacelerarte".
El antidepresivo también me ha creado una infinita languidez que me hace estar siempre pensando en echarme a dormir. Otro efecto supuestamente positivo, porque si tienes sueño estás relajado y sin ansiedad, pero si en ese estado tienes que trabajar o estudiar se convierte en una tortura. Es como una de esas famosas torturas militares por privación de sueño, solo que no desaparece aunque duermas tus ocho horas. Junto a esto, una clara disminución de mi conciencia general del mundo, un estrechamiento de miras, una constatación de que mi percepción de la realidad es mucho menos lúcida de lo que solía ser, me hace sentir lisa y llanamente tonto en ocasiones, cuando antes siempre me había sentido orgulloso de la intensidad con que mi cerebro captaba el aquí y ahora, de mi capacidad para compensar mis angustias regodeándome en esas percepciones, distorsionándolas, forzando sus resortes de una forma que intuyo análoga a la visión del artista. Que tres años después esa benéfica intensidad siga sin regresar del todo ya me parece razón suficiente para odiar los antidepresivos. Es cierto que mes a mes noto progresos, lentos progresos, y que me encuentro ahora bastante más despierto que tres años atrás, pero no basta.
Para rematar, la paroxetina también me ha causado problemas de coordinación física. Por ejemplo, mis dedos se trababan a menudo al mecanografiar (por suerte esto ya no me ocurre), e incluso tengo dificultades para pronunciar correctamente al hablar. Como antes mis dedos, mi lengua se traba a menudo, hay ciertas combinaciones de sonidos que me resultan muy difíciles de articular a una velocidad de habla normal, y mi antiguo yo no sufría nada de esto. Como todo lo demás, poco a poco esto ha ido mejorando, pero siempre con una lentitud desesperante y con un temor bastante fundado de que la recuperación completa no llegará porque es imposible que una herida como esta no deje alguna fea cicatriz, si me permitís la metáfora.
En fin, pensad en ello antes de iniciar un tratamiento con antidepresivos. Son drogas, y van a producir cambios profundos en el funcionamiento de vuestro cerebro. Sí, os harán sentir más alegres, pero a costa de destrozar muchas otras funciones cerebrales que quizá ahora no valoréis pero que sin duda echaréis de menos cuando notéis el daño que sufrirán. Si no tenéis ningún tipo de inquietud intelectual, si sois unos borregos a los que solo les preocupa la próxima edición de Gandía Shore, adelante, pero si valoráis vuestra mente, si sentís que vuestro cerebro tiene algún pequeño don que os hace únicos (un mínimo temperamento artístico, una inteligencia analítica, una tendencia sana a la ensoñación, incluso alguna habilidad deportiva) y estáis orgullosos de esa diferencia a pesar de vuestras dificultades, no empecéis un tratamiento con antidepresivos. Es mi humilde consejo.
Un último dato: hace solo un mes que he empezado de nuevo a recordar con cierta frecuencia mis sueños al despertarme.
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Última edición por Menudo_Ladrillo; 17-oct-2013 a las 18:36.
Razón: Una errata
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21-oct-2013
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Ah, añado otros dos efectos secundarios que han persistido tras la retirada de la medicación:
En primer lugar, mi percepción visual se ha vuelto más lenta, como si captara menos fotogramas por segundo o algo así, e incluso durante una buena temporada notaba que me costaba más de lo normal enfocar la vista al pasar de un objeto cercano a uno lejano o viceversa. Lo de la lentitud de percepción lo noto sobre todo (pero no solo) al leer: mis ojos no pueden reconocer las letras y las palabras con la agilidad anterior a la medicación, y lógicamente me obligan a leer más despacio. Ahora estoy mejor, pero aún me cabreo cuando me veo obligado a detenerme demasiado en demasiadas palabras.
En segundo lugar, me volví mucho más friolero. Me he pasado inviernos enteros en cazadora, y eso que tengo calefacción en casa. Yo esto lo relaciono con la sensación de sueño permanente. Cuando estamos dormidos, nuestro cuerpo no mantiene tan bien el calor corporal; por eso nos tapamos con mantas. Y como mi cuerpo siempre me pedía dormir, y no llegaba a despertar del todo, la regulación de mi temperatura corporal debía de estar siempre en "modo sueño". No sé si esto lo he superado ya; tengo motivos para pensar que sí, pero veremos qué ocurre este invierno.
Y un apunte más sobre la languidez, que para mí es la peor trampa de todas: antes de medicarme, a pesar de mi depresión, bastaba un par de semanas de vacaciones para que el aburrimiento me hiciera desear el regreso a la actividad habitual, aunque luego la odiara enseguida. Ahora el solo hecho de pensar en algo que me saque de ese aburrimiento me agobia de un modo insoportable, y solo me apetece aburrirme todo lo posible. Antes sacaba adelante las cosas a base de cabezonería y sufrimiento. Ahora mi cuerpo y mi mente, abandonados a la languidez, se niegan a sufrir, y responden a mi cabezonería induciéndome una especie de mareo o vértigo que me desgarra. ¿Veis la diferencia? Es un poco como si alguien quiere ponerse a estudiar borracho. Su cuerpo simplemente se niega.
Reitero mi consejo original, y aún lo enfatizaría más: no toméis antidepresivos a no ser que la alternativa sea suicidaros hoy mismo, ahora mismo. El cerebro (sobre todo en la juventud, cuando aún se está formando) tiene una gran capacidad de adaptación, y raro será que vuestra depresión no mejore con el tiempo, aunque sea por puro instinto de supervivencia. Y, grande o pequeña, será una mejoría auténtica. La medicación, en cambio, solo os dará una mejoría engañosa que desaparecerá en cuanto dejéis de tomarla, y ni siquiera eso: estaréis peor que antes, por todo lo que ya he contado en el pedazo de ladrillo anterior.
No quiero ser más dramático de lo necesario, y ya digo que poco a poco mi cuerpo ha empezado a reaccionar de otra manera, pero tampoco quiero restarle importancia. Sobre todo, espero que a alguien le sirvan de algo estas palabras.
Y aprovecho para preguntaros si habéis tenido experiencias con la medicación similares a la mía y si habéis sufrido algún efecto secundario persistente que no coincida con los míos.
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Última edición por Menudo_Ladrillo; 23-oct-2013 a las 20:09.
Razón: He añadido el párrafo del frío
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23-oct-2013
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He añadido esto al post anterior:
Cita:
Iniciado por Menudo_Ladrillo
Ah, añado otros dos efectos secundarios que han persistido tras la retirada de la medicación:
[...]
En segundo lugar, me volví mucho más friolero. Me he pasado inviernos enteros en cazadora, y eso que tengo calefacción en casa. Yo esto lo relaciono con la sensación de sueño permanente. Cuando estamos dormidos, nuestro cuerpo no mantiene tan bien el calor corporal; por eso nos tapamos con mantas. Y como mi cuerpo siempre me pedía dormir, y no llegaba a despertar del todo, la regulación de mi temperatura corporal debía de estar siempre en "modo sueño". No sé si esto lo he superado ya; tengo motivos para pensar que sí, pero veremos qué ocurre este invierno.
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25-oct-2013
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Es cierto que los antidepresivos tienen muchos efectos secundarios, pero a unas personas les hacen más y a otras menos. En el foro he hablado con gente a la que los antidepresivos no le afectan a la líbido, en cambio otros no consiguen ninguna erección.
A mi el psiquiatra me dijo que lo de la líbido es al principio, que cuando el antidepresivo se haga a tu cuerpo la líbido vuelve a la normalidad.
¿Por qué no probaste a cambiar de antidepresivo a uno más suave?
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25-oct-2013
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Los antidepresivos te atontan, te adormecen, te convierten en un zombie.
Muy acorde tu nick.
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25-oct-2013
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A mi me fue bien con la paroxetina, me calmaba demasiado la ansiedad. Pero actuaba como un completo zombie, y me fue imposible estudiar, ya que no me concentraba nada, asi que lo tuve que dejar.
Y que bajara la líbido era algo bueno, total, luego se recupera cuando dejas la medicación
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25-oct-2013
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Yo llevo medicada unos 4 años y no noto ningún destrozo, mis capacidades mentales siempre han estado en perfecto estado.
En los dos años que estuve con Paroxetina lo único que noté fue el aumento de peso. Hizo falta que me recetaran dos antidepresivos para empezar a notar fatiga.
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Última edición por dadodebaja34548; 25-oct-2013 a las 19:19.
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25-oct-2013
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La primera vez que fui al psiquiatra me preguntó si estaba dispuesto a tomar medicación. La pregunta me extrañó, claro, porque se supone que esa decisión debería ser del médico aunque la medicación para trastornos mentales imagino que debe ser más difícil de administrar. El caso es que contesté que no.
Más tarde llegó un momento de hundimiento tal que estuve a punto de decirle "Mira, por mucho efecto secundario que tengan, es imposible que el estado en que quede sea peor que en el que me encuentro ahora". Pero es más fácil decir que hacer, justo por esa época conocí a alguien que había sido medicado y me dijo prácticamente lo mismo que se comenta en este hilo, que fue peor el remedio y me asusté por lo que dejé pasar el tema.
Sigo teniendo la duda de ¿no habrá alguna sustancia que me haga cambiar, que me haga olvidar los miedos y dejar de pensar en las consecuencias de la forma enfermiza que lo hago ahora sin efectos secundarios?
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26-oct-2013
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Llevaba tiempo sin entrar al foro y precisamente lo he hecho porque quería información sobre la paroxetina, pues llevo unos días dudando si empezar a tomarla o no.
Me la recetaron hace unos meses y tengo la caja entera. En el momento en que la adquirí pensé: "Bueno, intentaré superar esto por mi cuenta, y si veo que en un tiempo no consigo emerger, recurriré al medicamento." Ha pasado el tiempo y podría decir que hasta he empeorado. Ahora mismo me encuentro en un estado desesperante, tomo ansiolíticos y ni con eso consigo dormir, no salgo de casa prácticamente, siento como si tuviese desconectada una parte de mi cerebro, no puedo pensar con claridad, incluso escribir esto me cuesta, entrar al foro, llevo días pensando en entrar y desahogarme, pero pienso: "¿Para qué?". Me da mucho pereza todo, no tengo ganas de luchar por nada, porque siento que cada vez que lo intento no lo consigo, que mis esfuerzos son en vano, y eso me llena de frustración, que se convierte en estrés y ansiedad, lo que me paraliza para seguir luchando, y no sé cómo salir de este círculo vicioso...
Por eso me he planteado seriamente tomar antidepresivos, pero tenía miedo de que ocurriera lo que comentas... Que no pueda dejarlo, que después de hacerlo me sienta aún peor que antes...
Bastante tengo con mi adicción al Orfidal, que en varias ocasiones he intentado dejar sin éxito, como para meterme en otra... Así que te agradezco que hayas contado tu experiencia, pues me hace reafirmarme en mi decisión de seguir intentando salir de esto con esfuerzo, que sé que puedo.
Que conste que aun así, pienso que en muchos casos podría resultar beneficioso el uso de antidepresivos, pero creo que unicamente deberían utilizarse en casos realmente graves y habiendo intentado previamente solucionar el problema con otros métodos.
De todas formas, estoy segura de que seguirás mejorando conforme pase el tiempo, aunque sea muy lentamente, pero mejorarás...
Una amiga estuvo tomando durante 4 años antidepresivos, ansiolíticos, antipsicóticos... en altas dosis y de distintos tipos. Cuando lo dejó todo, estuvo unos 2 o 3 años con vértigos, mareos, dolores de todo, ansiedad de vez en cuando, etc... y al hablar, yo notaba que a menudo se le trababan las palabras, o se le olvidaban, quería decir algo y no le salía... pensé que esas secuelas serían irreversibles, pero no, ahora la ves y parece otra. Habla perfectamente, está tranquila, positiva... y no toma absolutamente ningún medicamento. Eso sí, después de dejar la medicación, siguió acudiendo a terapia psicológica bastante tiempo. Pero ya ni eso.
Por cierto, sería interesante saber cuánto tiempo ha pasado desde que lo dejaste.
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26-oct-2013
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Pues yo llevo 2 días sin tomar antidepresivos y ando con 1 estado de ánimo que es para cortarse las bolas, creo que dependeré de ellos la vida entera mientras mi realidad siga siendo 1 mierda (y para corregir eso no alcanza solamente con esforzarse).
Además si dejo de consumir los antidepresivos me dan más ganas de volver a beber alcohol, y eso sí que me ha arruinado bastante la vida porque me he vuelto adicto... La verdad es que necesito estar sedado mientras no llegue algo que sea espectacular a mi vida y me anime, y lo que antes me alegraba hoy me es insuficiente y hasta lo considero poco.
Por la única razón de peso que dejaría los antidepresivos es porque engordan y yo quiero adelgazar, y aún así el ejercicio cardiovascular me ayuda para eso.
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Última edición por Ale '88; 26-oct-2013 a las 04:24.
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