¿Qué omnipotencia ni qué niño muerto? La omnipotencia no es un superpoder, es todo el poder infinito en toda su infinidad total
. No se vale porque implica todos los superpoderes simultáneamente. Además de que el concepto en sí es absurdo: ¿puede un ser omnipotente crear algo que trascienda su omnipotencia, algo que ni él mismo pueda moldear de nuevo? Si puede, entonces ya no es omnipotente, porque hay algo que no puede cambiar, si no puede, entonces ya no es omnipotente, porque hay algo que no puede crear (conclusión: el Dios bíblico no existe, y si existe no es omnipotente; tampoco omnisciente, ya que un ser omnipotente podría crear algo que trascendiese su conocimiento, pero lo conocería porque es omnisciente, por lo que entonces ya no sería omnipotente... etcétera).
Se supone que los superpoderes son habilidades sobrehumanas, así que relacionarse o "ser normal" tampoco son superpoderes. Encandilar a alguien por ciencia infusa sí lo sería.
Por contra, los superpoderes están restringidos a las posibilidades de la mente humana. Si puedes teletransportarte sólo podrás hacerlo a un lugar que seas capaz de evocar mentalmente al más mínimo detalle, y más que mejor si está despoblado, ya que si no podrías aparecerte cual epifanía de barrio en un espacio ocupado por otra materia, y te fusionarías con ella. ¿Pero a dónde va el aire que ocupaba el lugar que tú ocupas ahora? Quizás podría ser un intercambio material a nivel atómico, y si te teletransportases al interior de una bloque de mármol aparecería en tu ubicación previa una escultura exacta de ti mismo.
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Yo controlaría las ondas sonoras. Es un superpoder que me viene al pelo, además del malévolo abanico de posibilidades que le abre a uno. Podría escuchar conversaciones privadas, proferidas en susurros desde distancias a las que las ondas sonoras ya habrían muerto de no ser por mi discreta mano manipuladora, así como intercambiar información siendo yo el emisor y dejando que las ondas volasen hasta una única persona. Podría anular todo sonido, provocando la más angustiosa sordera a mi alrededor, u amplificar el vuelo de una mosca hasta destrozar los tímpanos, y sólo en el rango que yo eligiese, haciendo que las ondas de sonido se curvasen y bailaran como quien bate un huevo. Oiría exclusivamente lo que quisiera oír, leería en silencio en pleno carnaval, o escucharía a hurtadillas a cualquiera que me llamase la atención para enterarme de toda clase de cotilleos; ideal para hacer chantaje, oiga. También para el espionaje... o para torturar provocando migrañas u otitis.
En fin, me aburría.