Ya pasé esa época de imaginar el Súper-Ego que me redima. Me fascina ser como soy, no porque tenga nada especial que ofrecer a los demás, sino porque nadie puede darme algo que considere de valor
. Mis principios, mis ideas, mis pensamientos, mi conducta es heteróclita y sólo se rige por lo que anhelo en cada momento.
Por lo demás, mi imaginación vuela, pero no me gusta soñar con cosas inverosímiles. Si planeo algo en mi mente, lucharé por lograr su cumplimiento
.